
En la novena audiencia del juicio por la muerte de Diego Maradona, el médico intensivista Mario Schiter declaró que el ex futbolista era un paciente de alto riesgo para una internación domiciliaria. Schiter, quien viajó desde Madrid para testificar, conoció a Maradona en 1999 durante un tratamiento por adicción a las drogas en el Instituto Fleni y coordinó su traslado desde Punta del Este a Buenos Aires en 2000 tras una insuficiencia cardíaca grave.
Schiter recordó la gravedad de la condición de Maradona en el año 2000, causada por una arritmia ventricular grave provocada por el consumo de drogas. También mencionó el traslado del paciente a Cuba para recibir tratamiento.
En noviembre de 2020, antes de la muerte de Maradona, Schiter fue consultado por Swiss Medical sobre el tratamiento a seguir tras la operación en la Clínica Olivos. Tras revisar la historia clínica, recomendó que el paciente fuera trasladado a un centro de rehabilitación para un mayor control y cuidado.
Sin embargo, la familia optó por la internación domiciliaria, una decisión que Schiter consideró arriesgada para un paciente con las comorbilidades y pluripatologías de Maradona. El médico también sugirió el acompañamiento de un terapeuta y un especialista en adicciones.
Finalmente, Schiter ratificó que Maradona presentaba una insuficiencia cardíaca latente, evidenciada por la autopsia y las imágenes previas a su muerte, donde se observaba una hinchazón abdominal significativa.