Los más de 30.000 empleados en todo el mundo que Nokia (que sigue existiendo) tenía abocados a esa división ahora se suman a los más de 100.000 empleados de Microsoft. Esto incluye a los equipos que diseñaron (y siguen creando) celulares, smartphones y tabletas, y que por ahora seguirán en Finlandia. La marca seguirá también, lo mismo que la creación de nuevos equipos y el soporte para los que ya están en el mercado.

Atrás deberán quedar las discusiones de por qué Nokia terminó donde está; las razones son múltiples, aunque hay motivos externos (el cambio de paradigma sobre qué es un teléfono celular, en la segunda mitad de la década pasada) e internos (la compañía predijo ese cambio de paradigma, e intentó comandarlo, pero buscó hacerlo a su ritmo y no pudo capitalizar sus ideas cuando el resto de la industria cambió).

Pero antes que hacer un repaso melancólico por sus múltiples logros -que incluyen 15 años de dominio del mercado- vuelvo sobre algo que me llamó la atención en febrero de 2011 , cuando Stephen Elop comunicó que apostaba el futuro de la compañía sobre Windows Phone.

Con la venta de Nokia, se termina la presencia europea en el mercado de móviles . Sí, en el continente quedan algunos fabricantes ( Jolla en Finlandia, Geeksphone y bq en España) pero no tienen -por ahora al menos- ni un atisbo de la presencia que alguna vez tuvieron Nokia, Ericsson, Alcatel, Sagem, Siemens y otros.

Pero hay algo más: primero, una polarización geográfica. El diseño de hardware y de sistemas operativos es multicultural hace ya tiempo, pero las decisiones grandes se toman en dos zonas bien definidas.

En América del Norte se crean los sistemas operativos (Android, iOS, Windows Phone, BlackBerry 10), mientras que el grueso de los dispositivos móviles -con la excepción de los de Apple y, ahora, Microsoft Mobile- son diseñados en Asia (y todos se producen allí). De los diez fabricantes más grandes de celulares, la mayoría es asiática: coreana (Samsung, LG), japonesa (Sony) o china (Lenovo, Huawei, Alcatel, ZTE, etcétera).