En la antesala de la CES, la feria tecnológica de Las Vegas en la que ya se han visto relojes inteligentes y monitores curvos, LG prefirió volver con una nueva versión de un dispositivo que ya había presentado: el G Flex, de octubre último.

Como su antecesor, el G Flex2 tiene una pantalla cóncava (usando OLED plástico, una tecnología que le permite darle curvatura a la pantalla), y toda la carcasa es levemente flexible, lo suficiente como para dejarla plana con algo de presión. La curvatura acerca el micrófono a la boca y, cuando se usa en videojuegos y para ver películas, ofrece una experiencia de uso más inmersiva (el estilo de los televisores curvos), según LG, aunque el menor tamaño de pantalla debería ir en contra, y no a favor, de esa afirmación.

Como fuere, el gran cambio es que la pantalla ahora de 5,5 pulgadas y Full HD (más pequeña que la anterior), protegida por un vidrio flexible especial, diseñado por LG; la cubierta de la batería usa un material especial que "cura" algunos de los rayones que puede sufrir; ahora sólo le toma 10 segundos; es similar, en esencia, al material que usan algunos fabricantes de autos para lograr algo parecido.

El equipo se completa con un chip Qualcomm Snapdragon 810 de 64 bits y ocho núcleos (el procesador para móviles más poderoso del momento, y que estará en el corazón de más equipos este año), 2 GB de RAM, 16 o 32 GB de almacenamiento, ranura microSD para ampliar su capacidad, batería de 3000 mAh y dos colores: gris y rojo. Tiene, además, LTE, 3G, Wi-Fi ac y Bluetooth 4.1. Corre Android Lollipop.

Otro agregado en el G Flex2 es el uso de una cámara (de 13 megapixeles) con foco láser, al estilo del G3, los clásicos botones de bloqueo y volumen en la espalda, y el uso de Glance: muestra información básica (la hora, mensajes recibidos) al deslizar un dedo sobre la pantalla apagada.