Un informe elaborado por la Auditoría General porteña ya advertía en 2008 que los osos polares del zoológico estaban en peligro. El documento se conoce horas después de la muerte de Winner, el último oso polar que quedaba en el lugar.

Según se informó, el animal murió por una combinación de factores, entre ellos: su temperamento nervioso, actitud propia de animales en cautiverio que no han sido convenientemente tratadas; la ola de calor de los últimos días, y el ruido de la pirotecnia de la noche buena.

Por Continental, la auditora general de la Ciudad, Paula Olivetto Lago, remarcó que “ya en el control de 2009 se detectó que la pileta que alojaba al oso polar estaba a temperatura ambiente, sin ningún tipo de refrigeración”.