En el marco del asesinato de Fabián Esquibel en Tolosa, en manos de tres menores de edad, uno de ellos de 15 años cuya situación procesal se desvanece por su edad y será enviado a un centro de rehabilitación por su adicción a las drogas, se reabre la polémica sobre las punibilidad de adolescentes que delinquen o matan.

La jueza Penal Juvenil de Lomas de Zamora, Marta Pascual, señaló que la ley “marca que si un chico tiene menos de 16 años en Argentina se considera que no tuvo entendimiento de lo que hacía y no puede ser sometido a un proceso penal y excepcionalmente se puede llevar a cabo una medida penal como analizar si es peligroso para la sociedad o para sí mismo. Pero estas medidas de seguridad son muy breves, tienen que estar muy bien justificadas y no contemplan de ninguna manera el encierro”.

“Lo que existe es la imposición de condiciones para estos menores”, precisó la magistrada.

Rehabilitación de menores. “El tema de los chicos adictos es muy difícil en general, tengan menos o más de 16 años. Desde el decir, tienen ganas de rehabilitarse pero la calle es muy tentadora. Los tratamientos son muy difíciles, en estos casos”, lamentó Pascual.

“Los buenos lugares con tratamientos efectivos (en la provincia de Buenos Aires) son muy difíciles y tienen muy pocos cupos”, explicó.

Sobre esos centros, la jueza admitió que “no es el lugar ideal. Hay que construir con ese chico un proyecto de vida que lo lleve a bajar su violencia, su droga y la cuestión de matar a alguien porque sí”.

“Hoy hay un grado de violencia y una antinomia que no son entendibles”, advirtió Pascual. “Hay que ver qué se puede tomar de ese chico para empezar a trabajar la rehabilitación, por el chico y por la comunidad”, agregó.

“Todos estamos pagando institutos o lugares de máxima seguridad para que cuando sale (el menor) cometa diez veces más de delitos. Estamos gastando toneladas de plata en algo que no sirve”, dijo. En ese sentido, remarcó, “tenemos que hacer algo para modificar esa situación”.

Asimismo, precisó, hoy “los chicos están en el delito mucho más jóvenes, llevan armas mucho más sofisticadas, importadas. Los chicos acceden a las armas por muy poco dinero y las utilizan para matar sin problemas”.

Pascual relacionó directamente la educación con la capacidad para delinquir. “En los juicios que celebré, que son muchísimos, ninguno vino con una educación primaria completa”, resaltó.