Una de cada tres galletitas tiene grasas trans, denunció por Continental la licenciada Lorena Allemandi, investigadora de la Fundación Interamericana del Corazón (FIC) Argentina. En La Mirada Despierta, consignó que el dato FIC proviene de un relevamiento propio y exigió “que esos índices se bajen, por los riesgos que traen para la salud. Para diciembre, las galletitas deberán cumplir con la ley que regula la utilización de esas grasas”, añadió Allemandi.

El estudio se realizó sobre 878 alimentos manufacturados con aceites vegetales hidrogenados, que son, por definición, la principal fuente alimenticia de ácidos grasos trans. Durante 2013 y hasta febrero pasado, el equipo de FIC Argentina reunió información de 12 grupos de alimentos en dos cadenas de supermercados del país. Además del aporte nutricional de los 225 tipos de galletitas de 39 marcas, las investigadoras revisaron el contenido nutricional de las pascualinas, las margarinas, las tostadas, las barras de cereal, los cereales para desayuno, los productos de panadería, las pastas, las tapas de empanada, las sopas, las pizzas, los alimentos precocidos, los alfajores y los baños de repostería, entre otros productos, reseñó Allemandi en La Mirada Despierta.

El 68% de las versiones dulces rellenas tenían grasas trans en su composición, seguidas de los productos tipo bizcochos (62%), las galletitas dulces secas (24%), las tipo crackers o de agua (10%) y las galletas de arroz (5%), que suelen ser parte de las cuatro comidas diarias y cuando aparece algún antojo. El problema de las grasas trans se puede graficar contextualizando que las galletitas son la quinta categoría alimenticias con mayor cantidad de productos que la incluyen, detrás de los baños de repostería, los alfajores, los productos de panadería y los chocolates en polvo.

"Para garantizar la efectiva implementación de la modificación del Código Alimentario (de 2010, que restringe el contenido de grasas trans en los alimentos industrializados), es necesario que la industria alimentaria adapte sus procesos de producción para diciembre próximo −dijo Allemandi−. Esta política de salud pública es clave para prevenir discapacidades y muertes por enfermedades crónicas y mejorar la calidad de vida de la población", concluyó.