El pochoclo se ha convertido, con el paso del tiempo, en un ingrediente casi obligado a la hora de ir al cine, tanto para los chicos como para los adultos.

Con vistas a las vacaciones de invierno, donde la concurrencia a las salas aumenta debido a la mayor cantidad de películas dirigidas hacia el público más “bajito”, peligra el complemento del pochoclo debido a las trabas en la aduana que impiden la entrada de repuestos necesarios para el buen funcionamiento de las maquinarias para fabricarlo.

Varias salas de cine denunciaron la falta de elementos, y la falta de aparatos para la fabricación de este producto a base de maíz, aceite de girasol y azúcar (o sal) que casi siempre se ve obligado de ir acompañado de alguna gaseosa para completar el “combo”.

Si bien la materia prima para cocinar el “pororó” es de origen nacional, todas las máquinas pochocleras industriales, necesarias para cocinar grandes cantidades para abastecer la gran demanda local, provienen de Estados Unidos, Rusia o China.

Pero precisamente por su permanente funcionamiento, suelen romperse y/o necesitar repuestos con mucha frecuencia, lo que implica, a su vez, la necesidad de renovarlas cada cierta cantidad de tiempo.

Según el creador de cinesargentinos.com, Sir Chandler, uno de los cines del top 5 del fin de semana pasado, tiene 4 máquinas industriales desde hace años, pero en los últimos días tiene una sola en funcionamiento, lo que le impide “satisfacer la demanda”, por lo que “van a poner turnos de 24 hs para ver si pueden llegar un poco mejor con la producción”.

Dicen que el pochoclo es a la economía de los cines, lo que los subsidios del INCAA a las películas nacionales. Habrá que ver cómo se las ingeniarán las salas ante el peligro de ausencia de este productos.