La carne bovina, el elemento más tradicional de la gastronomía argentina, se encuentra en su piso de consumo per cápita en más de medio siglo. Se debe en parte a la caída del stock, la consiguiente suba de los precios y el cambio de hábitos de consumo gastronómico.

Actualmente, el consumo es de 53,4 kilos al año, 22 puntos porcentuales menos que en 2009, cuando los precios minoristas se dispararon. El precio promedio, que en 2009 era de 14,43 pesos, actualmente ronda los 32,12, lo que significa un 122 por ciento por encima en sólo dos años.

Según estimaciones privadas, el país perdió diez millones de cabezas de ganado en cuatro años. Es por el estancamiento de medio siglo en el número de cabezas, mezclado con el enorme crecimiento de las exportaciones: hace 50 años, el porcentaje de carne de vaca exportado era ínfimo.

En este marco, la situación comienza a revertirse con lentitud. Según las estimaciones, para recuperar un consumo de 62 a 65 kilos per cápita habría que aguardar al menos dos ciclos, lo que significa unos seis años.