Gustavo Cordera presenta su segundo trabajo solista, “Gustavo Cordera en la caravana mágica” y pasó por el estudio de La Mañana.

El rockero mostró su habitual ingenio, desparpajo, bonhomía y humor, y reflexionó sobre la música y sobre la vida.

“El músico advierte que ‘la pegó’ cuando siente algo en el cuerpo. Con Bersuit lo sentimos en Libertinaje. Con este disco sentí que estaba yendo hacia otro lado. Es un disco muy lumínico, en todas las canciones alguien muere y alguien nace, pero hay mucha luz”, señaló en charla con Víctor Hugo.

"En este disco me dije ‘no voy a pensar mucho en el título, va a aparecer solo’. Uno de los chicos, Pepe Oregioni se puso a cantar después de terminar su grabación algo de ‘la caravana’, un cántico de cancha, cuando uno de los chicos estaba diciendo que lloraba porque sentía la presencia de la magia, y bajó el nombre ‘La caravana mágica’”.

“Vivo en La Paloma (Uruguay) y estoy totalmente enamorado del país. Pienso totalmente distinto a Calamaro”, bromeó sobre la última gaffe de su amigo. “Creo que están llenos de dulzura, alegría, magia, música y sensibilidad; deben tomar mate para contrarrestar. Es un pueblo que conserva cosas que nosotros y gran parte del mundo ha perdido. Se confunde (su actitud) con desidia lo que es sencillamente no subirse al mundo de la ambición y de la locura”, acotó.

“La Paloma tiene 2500 habitantes, es un pueblito pesquero, se vive del turismo. En invierno es muy tranquilo. Al principio la gente no me daba bola, los hijos de pescadores entraron 7 veces a mi casa a robarme hasta que fui a negociar con ellos y nos conocimos y ahora somos amigos”, recordó.

“En un lugar así, te tenés que encontrar con vos mismo, a través ritos que no tienen que ver con el entretenimiento, sino con el aburrimiento, y el aburrimiento es una fuente de creación enorme”, valoró.

“Lo único que me da ganas de ciudad es que los niños, cuando llegan a la edad del Liceo no tienen muchas posibilidades y con las universidades tampoco. Se desalienta toda posibilidad de progreso, así que me hace pensar si no estoy condenando a mis hijos a la desidia que yo amo”, concluyó Cordera.