El Comité Nobel Noruego entregó simbólicamente el premio Nobel de la Paz al disidente chino Liu Xiaobo, quien está preso en China por su oposición al régimen y le fue impedido viajar a la ceremonia.

Para Liu, un crítico literario de 54 años, fue destinada una silla vacía que, según el Comité Nobel, representa el aislamiento y la represión a la que China somete a los disidentes políticos.

Beijing, como ya lo había dicho en octubre cuando se hizo público el premio, calificó la entrega del diploma como "una farsa política".

Durante la ceremonia, debido a la ausencia de Liu, el Comité decidió leer el discurso que el opositor chino dio ante al tribunal que lo condenó el año pasado, en el que destacó que "los Derechos Humanos estarán por encima de todo".

"No tengo enemigos ni siento odio. Ninguno de los policías que me ha vigilado, arrestado e interrogado, ninguno de los fiscales que me han acusado y ninguno de los jueces que me han juzgado es mi enemigo", fue uno de los pasajes de los dichos de Liu.

Esta fue la segunda vez en la historia que no se hace efectiva la entrega del Nobel de la Paz ni a su ganador ni a un representante. La otra fue en 1936, cuando Adolf Hitler impidió al pacifista alemán Carl von Ossietzky ir a recibir el premio.

Las autoridades chinas tampoco permitieron viajar a Noruega a la esposa de Liu Xiaobo, Xia, ni a sus familiares.

A su vez, la edición digital del diario español El País denunció un cerco informativo en el país asiático que impedía la difusión de la noticia.