(Por Esteban Jacyna)

Pasamos la primera noche en Barreal. Las instalaciones del Escuadrón 26 de Gendarmería Nacional sirven de hospedaje para el tumulto de ansiedades en el que se va convirtiendo la comitiva.

Entre las austeras paredes de las barracas la bienvenida incluye comida, refugio y sobre todo, las charlas que disiparán las últimas dudas sobre la travesía a punto de emprender.

A las referencias históricas, se suman datos topográficos, y consejos sobre montañismo.
Los militares despliegan mapas, fotografías y gráficos. Los médicos nos explican los planes ante contingencias. En todos los casos terminan hablando de la cordillera y de San Martín.

Pienso en la dimensión de un hombre que alcanza la altura de sus desafíos.

La noche pasa rápido. El desayuno militar es un trámite tan fugaz como eficiente. El último chequeo del equipo exige calma. Cada uno comienza a atender su equipaje. Tener todo lo necesario, que se tornará imprescindible, cuando estemos donde ya nada de lo que falte se pueda conseguir.

En las cajas de las camionetas cargamos los equipajes. Por ahora así se llaman, pero pronto pasarán a ser meros bultos atados al lomo de las mulas cargueras

Después, los adultos civiles reviviremos una olvidada escena escolar, desde esa mañana y por los próximos días

Izamos el pabellón

VER FOTOGALERIA BARREAL EL COMIENZO DE LA TRAVESÍA.