El cantante de tangos, Horacio Molina, visitó los estudios de Continental para repasar su vida como artista, sus debilidades y su último disco, dedicado a Alfredo Lepera y la “Negra” Sosa.

El intérprete es además muy hincha de San Lorenzo “por tradición familiar y porque nací en el barrio de Almagro. Oí los goles del ‘Ciclón’ desde la terraza de mi casa”, dijo. Además, reconoció que sigue yendo a la cancha.

Molina, que se inició en 1961, comenzó interpretando boleros.

En La Vuelta, también habló de una gran amiga. “Compartí mucha vida con Mercedes Sosa, viví con ella dos años, en las peores épocas del exilio”, relató.

En ese sentido, aseguró que “fue maravilloso compartir un disco con ella y haberla conocido como persona, más allá del monumento artístico que era. Era una mujer con mucho humor y con mucho vuelo”.

“Al tango llegué de chico y sólo. En mi infancia oía mucha música, principalmente a Gardel, que era para mí como San Lorenzo: algo esencial”, explicó.

Para Molina, Gardel es el “maestro y patrón del tango” pero reconoció que después “hubo muchos buenos como él”, como Cafrune o el “Polaco” Goyeneche.

“Tanta música oí como no leí”, admitió el artista y agregó que la música “marcó mi forma de ser y de expresarme”.

Las letras. “Hubo un momento donde había que ponerse malo para cantar tango, con un dejo de rigor y de rabia. Y, en realidad, se trata de una melodía más bien melancólica y de un hombre desesperado, abandonado por una mujer”, aseguró Molina.