Torres se presentó por tercera vez ante el juez Javier Ríos para aclarar algunos aspectos del recorrido que hizo el lunes 10 de junio desde que salió de su casa en el partido bonaerense de La Matanza hasta que llegó al edificio de la calle Emilio Ravignani 2360, para trabajar en la casa de Ángeles Rawson.

“Me estaban involucrando pero ahora estoy tranquila porque ya se aclaró el asunto de la SUBE, que era lo que más me preocupaba, porque a veces siento que en la calle la gente me mira, que me acusa de algo que no hice”, reconoció a la salida del Palacio de Tribunales porteño. “Ahora quiero que la Justicia investigue lo más rápido posible”, agregó.

“¿Qué le diría a (el abogado defensor Alberto) Pierri? Que tenga cargo de conciencia. Yo estoy tranquila. Nunca mentí. Soy una trabajadora honesta y acá me tienen para hacerme preguntas”, respondió a la consulta de un periodista.

El testimonio de la mucama había sido puesto en duda por la defensa del único imputado, el portero Jorge Mangeri, que llegó a deslizar que Torres no había ido al departamento de la víctima el día de su asesinato. Cuando la mujer amplió su declaración la semana pasada, el abogado Marcelo Biondi había dicho que la mujer se contradijo.

En esa ocasión, la empleada doméstica confirmó que aquel 10 de junio llegó a la casa a las 8.45 horas y que trabajó hasta las 12.45 horas. Insistió en que Ángeles no regresó al departamento y que en el interior estaba su hermanastro Axel, quien durmió en su habitación durante toda la mañana. Hoy ratificó nuevamente sus dichos.

Esta vez Torres contó con el asesoramiento del ex juez Daniel Llermanos. “Me presenté en el juzgado para aclarar las supuestas contradicciones que hubo con su tarjeta SUBE de los horarios, que no coincidirían con los que relató en sede judicial”, contó el abogado. “Pero me pidieron que no presentara nada, porque no hay elementos de cargo contra ella. No la denunciaron por falso testimonio ni ningún colega dijo en el expediente que mi clienta se contradijo”, agregó.

Llermanos también explicó su versión sobre la tarjeta. “Aparentemente, el 10 de julio Dominga usó la tarjeta de un familiar. Ella tiene en su poder las distintas SUBE donde constan los recorridos. Es muy frecuente que la gente use tarjetas que no están a su nombre”, contó. "El problema es que en el juzgado sólo le pidieron su SUBE".

En tanto, este martes también declaró otra empleadora de Torres, quien y confirmó la secuencia horaria que describió la mucama sobre sus actividades el día del crimen. La testigo afirmó que la mujer llegó a las 14 horas a su casa, lo que es compatible con el relato de la empleada doméstica.