El ministro de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni se mostró estupefacto por la especie publicada por Perfil.com acusándolo de haber admitido ser el dueño de un monoambiente utilizado como prostíbulo en el barrio porteño de Recoleta.

Por Continental, admitió que no tiene “explicación para esto. Francamente, lo único que sucede, según me informan mi apoderado y la inmobiliaria que me maneja esas cuestiones, es que hay un contrato de locación así. Yo no firmo los contratos ni conozco a mis inquilinos; no puedo ocuparme de la administración de esto, de modo que, aunque a mí no me consta, puede suceder, pero no tengo idea de cómo se convierte un problema de consorcio en un escándalo de esta naturaleza”, reflexionó.

En La Mañana, ironizó que, “si después de cuarenta años de profesor de Criminología y treinta y cinco años de juez penal, se me ocurre poner un prostíbulo con mi nombre y apellido, soy un débil mental. Puede dudarse de cualquier cosa, pero no creo que nadie pueda considerar que soy un oligofrénico”.

“Pero además hay dos cosas sumamente sucias. Hay unos supuestos mails que me hackean la cuenta y los mezclan con mails inventados, como si fuese tan ingenuo de mandar en un medio tan vulnerable como el mail barbaridades con nombre y apellido. Luego pasa esto… Yo no sé, no creo en conspiraciones, pero por otra parte tengo un acoso permanente; ayer mandaron una pobre chica con un taxi en frente de mi casa todo el día, si salgo a la calle me siguen y me fotografían”, ejemplificó.

Añadió que “toman de adentro de mi casa desde la calle. Creo que lo que están buscando es que uno pierda la paciencia y suelte alguna barbaridad y luego todo se faranduliza de la misma manera”, concluyó Zaffaroni.