El eclipse completó su fase final a las 6.20 y el satélite natural de la Tierra volvió a iluminarse y recuperó su aspecto habitual, claro y brillante, y dejó atrás la tonalidad roja y anaranjada que lució esta noche circunstancialmente.

El fenómeno, que comenzó alrededor de las tres de la madrugada, pudo ser observado en toda la Argentina y en gran parte del continente americano.

Los eclipses se producen "cuando la Luna se introduce parcial o totalmente en el cono de sombra que nuestro planeta proyecta hacia el espacio, en sentido opuesto al Sol", dijo Lucía Sendón, directora del Planetario "Galileo Galilei", a la agencia Télam.

La especialista precisó que la luz rojiza que bañó a la Luna esta madrugada se debió a que "la atmósfera de la Tierra refracta luz hacia el interior del cono de sombra y esa luz rebota en su superficie", por eso se pudo ver de "un atractivo color rojo".

Este eclipse es el primero de una tétrada de lunas rojas que se repetirá prácticamente cada seis meses hasta dentro de año y medio, un fenómeno que sólo ocurrirá siete veces en este siglo, informó la NASA.

Los eclipses totales de Luna ocurren cuando tiene un alineamiento casi perfecto con el Sol y la Tierra y el planeta proyecta su sombra sobre el satélite en fase "llena", un fenómeno poco frecuente que no ocurría desde el 10 de diciembre de 2011.

Sin embargo, la Luna no desaparece de la vista sino que se tiñe de rojo, porque la atmósfera de la Tierra filtra la luz solar y deja pasar sólo ese color, que se proyecta sobre el satélite.

Este fenómeno estuvo rodeado a lo largo de la historia de muchas supersticiones y referencias a profecías sobre desastres naturales de gran magnitud.

La última vez que tuvo lugar una serie de cuatro eclipses lunares totales ocurrió en 2003 y 2004, mientras que el próximo eclipse total de Luna podrá verse desde Buenos Aires el 28 de septiembre de 2015.