En relación a la salud del chiquito, la mamá explicó que “ahora hay que esperar la evolución. Confío plenamente en los médicos". Horas después del trasplante, los papás pudieron ver a su hijo, “pero ahora no queremos molestar, vamos a controlar la ansiedad porque queremos dejar trabajar a los médicos. Voy a tener toda la vida para estar con él”, expresó.

La mamá de Renzo dijo que junto a su marido, Haroldo Antonelli, van "a seguir luchando por la donación de órganos, generando conciencia porque hay 7.000 argentinos que esperan un trasplante”.

Por su parte, Jorge Ramos, abuelo de Renzo, dijo que lo que resta es “esperar, por lo menos 72 o 96 horas” y agradeció a la familia del donante "porque ellos son los verdaderos protagonistas de esta historia”.