En Japón, se realizó el primer ensayo humano con células derivadas del propio paciente. Científicos japoneses lograron convertir células de piel en epitelio pigmentario de retina que implantaron en una mujer de 70 años para preservarle la visión; la mujer padece degeneración macular asociada con la edad, un trastorno que puede conducir a la ceguera.
 
Científicos japoneses tomaron células de la piel de la paciente, revirtieron su reloj biológico hasta volverlas a su estado indiferenciado (como en los primeros momentos del embrión, cuando generan los distintos tejidos del organismo) y luego las convirtieron en una finísima capa de células pigmentadas de retina, de 1,3 por 3 milímetros, que inyectaron en uno de los ojos.
 
El ensayo es el primer paso en un largo camino que intentará hacer realidad las promesas de la “medicina regenerativa”. En esta etapa, se aplicará en seis personas para demostrar que el procedimiento es seguro.
 
Si bien existe un antecedente, fue con células embrionarias por parte de la compañía estadounidense Advanced Cell Technologies. Los especialistas aclara que este tipo de intervenciones enfrenta desafíos biológicos fenomenales: no sólo hay que lograr que las células lleguen al lugar en que tienen que cumplir su función, sino también que se conecten con el resto del tejido. Sin embargo, hay estudios en animales con resultados alentadores y otros que muestran que pueden tener un efecto no sólo reparador de la mácula, sino también protector, añaden.