El módulo Philae, que en noviembre pasado hizo historia al posarse con éxito sobre el cometa 67P, ha hallado en él compuestos orgánicos considerados precursores de la vida, informó la Asociación Estadounidense para el Avance de las Ciencias (AAAS). Dicha asociación publicó una serie de artículos con los descubrimientos científicos logrados con los datos que el robot Philae ha estado enviando a la sonda Rosetta de la Agencia Espacial Europea, de la que se desprendió para aterrizar el 12 de noviembre pasado en el cometa 67P (67P/Churyumov-Gerasimenko).

En un estudio que aparece publicado este viernes en la revista científica Science, los investigadores explican que el Cometary Sampling and Composition (COSAC), uno de los principales instrumentos del módulo Philae, determinó la existencia de material orgánico en el cometa. Tan sólo 25 minutos después de aterrizar en el cometa, el espectrómetro de masas de COSAC tomó una medición en el modo de "olfateo", similar a los detectores de químicos de los aeropuertos, que desveló la presencia de 16 compuestos orgánicos, algunos de ellos con nitrógeno y ninguno con azufre, según el estudio. Muchos de esos componentes se habían detectado en la cola de la mayoría de los cometas, pero también se encontró isocianato de metilo, acetona, propanal y acetamida, compuestos que no se habían descubierto anteriormente en otros cometas.

Pero lo más importante para la astrobiología es que algunas de las materias halladas en el polvo cometario se consideran precursoras de la vida, pues intervienen en la formación de aminoácidos esenciales o de bases nucleicas. Los investigadores destacaron que los cometas conservan el material más prístino de nuestro sistema solar en forma de hielo, polvo, silicatos y materia orgánica sólida que seguramente se formó en el espacio interestelar incluso antes de aparecer la nebulosa solar que se convirtió luego en el actual sistema solar. 

El estudio de la composición química de los cometas proporciona además información clave sobre las materias primas presentes en los albores del sistema solar, que desde el punto de vista geológico, su estudio tiene gran importancia, pues aporta algunas de las claves para entender cómo fue su formación. Además, desde el punto de vista de la habitabilidad, pueden ayudarnos a entender el origen del agua en la Tierra y en otros planetas como Marte y, desde el punto de vista astrobiológico, son fundamentales para comprender el origen de la vida en la Tierra.