Dos hembras con crías y tres ejemplares juveniles solitarios de ballena franca austral fueron "marcados" con dispositivos de GPS en el Golfo Nuevo, sobre la cara sur de Península Valdés, para seguir la ruta migratoria de esta especie y saber con exactitud el recorrido que hacen por el océano Atlántico partiendo desde las costas del noreste del Chubut.

La experiencia es realizada por distintas organizaciones ambientalistas aunque en el caso de este distrito la logística corrió por cuenta de la fundación "Patagonia Natural".

"Logramos aproximarnos a todos los ejemplares que pudimos pero lamentablemente de los siete dispositivos que teníamos dos se perdieron porque no se alcanzaron a agarrar del lomo del animal", explicó Santiago Fernández, quien participó de la maniobra.

Los técnicos colocan sobre el lomo de los cetáceos dispositivos de 23 centímetros de largo por 3 de diámetro y de dos tipos, uno para medir la posición y otro para la profundidad, denominado TDR por sus siglas en inglés.

Fernández detalló que "los dos dispositivos de profundidad fueron colocados en dos juveniles machos mientras que los tres restantes fueron de posición".

La ballena franca austral hace un circuito que va desde la Patagonia hasta frente a las costas del Brasil y luego vira hacia el Este girando paulatinamente al sur, hasta tomar rumbo a los confines australes siguiendo la "corriente de Malvinas".

"Eso es lo que se estima, pero justamente los sensores satelitales colocados servirán para saber con exactitud de qué se trata", indicó Adrián Rodriguez, otro de los técnicos de la fundación Patagonia Natural que participó de la experiencia.

Los sensores, con un costo según su tipo que oscila entre los 3.500 y 4.500 dólares, envían una señal al satélite que permite el monitoreo a través de una red global cuando las ballenas emergen para respirar.

Los GPS de "acero quirúrgico" se desprenderán en menos de un año de manera que no sólo no los notarán mientras los llevan -pues son pequeños respecto de su gran porte-, sino que además garantizan que en unos meses las ballenas no tendrán un elemento extraño adosado a sus cuerpos.

Respecto a cómo reaccionan los ejemplares en la maniobra de acercamiento Santiago Fernández lo describió a Télam con un ejemplo práctico: "Ayer cuando nos arrimamos a una de las madres le colocamos el dispositivo, se alejó un poco y al rato volvió, Son muy curiosas las ballenas y actúan así, con curiosidad y no con miedo", dijo.