Según un estudio coordinado por la OMS con datos de 114 países y presentado en Ginebra, el primero sobre la resistencia a los antibióticos a escala global, esta realidad afecta a muchos agentes infecciosos, aunque el informe se centra en un grupo de bacterias responsables de infecciones comunes como las urinarias, la septicemia, la diarrea, la neumonía y la gonorrea.
 
 
Además, se confirma la resistencia a los antibióticos carbapenémicos, último recurso terapéutico para infecciones potencialmente mortales por Klebsiella pneumoniae (bacteria intestinal común), que se ha extendido a todas las regiones.
 
 
Esta bacteria es una causa importante de infecciones que se contraen comúnmente en medios hospitalarios, como las septicemias y aquellas que sufren los recién nacidos y los pacientes ingresados en unidades de cuidados intensivos.
 
 
Los datos recogidos indican que en algunos países el antibiótico recetado para contrarrestar infecciones por Klebsiella pneumoniae "ya no son eficaces en más de la mitad de las personas" a las que se le administra el medicamento.
 
 
También se detectó una amplia resistencia a las fluoroquinolonas, uno de los fármacos antibacterianos más prescritos para el tratamiento de infecciones urinarias por E. coli (la más frecuente y común) hasta el punto de que está resultando ineficaz en más de la mitad de los pacientes en diferentes países.
 
 
Respecto de la gorronea, enfermedad que cada día contrae un millón de personas en el mundo, en estados como Austria, Francia, Reino Unido y Sudáfrica se confirmó el fracaso de su tratamiento con cefalosporinas, un medicamento de última generación después del cual no hay más alternativas médicas.
 
 
En general, la resistencia a los antibióticos se convirtió en una realidad que puede afectar a cualquier persona, independientemente de su edad, de acuerdo con el estudio.

 
"Aunque las cifras varían de región a región, la conclusión es clara y es que la capacidad de tratar infecciones graves es cada vez menor en todo el mundo", sostuvo tajante en una conferencia de prensa el director general adjunto de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Keiji Fukuda.


Afirmó que "las tasas de resistencia son muy altas ante las bacterias que causan algunas de las infecciones más graves. En hospitales de distintas partes del mundo se están reportando infecciones intratables o casi intratables".
 
 
Fukuda fue quien presentó en Ginebra el estudio de la OMS, el primero sobre la resistencia a los antibióticos a escala global y que se centra en un grupo de bacterias responsables de infecciones comunes como las urinarias, la septicemia, la diarrea, la neumonía y la gonorrea.


Sobre esta última, aseguró que cada vez se reciben más informes de casos imposibles de tratar con cualquier antibiótico, mientras que para infecciones tan comunes como las de las vías urinarias o la diarrea "empiezan a agotarse las medicinas que pueden tomarse por vía oral" y que funcionan.


"Es evidente que la vía oral es la más fácil y evita tener que ir al hospital para recibir una inyección de antibiótico", explicó Fukuda.
 
 
Fukuda sostuvo que esta situación también puede poner en riesgo los esfuerzos globales para controlar la transmisión de enfermedades como la malaria, la tuberculosis y el sida, que afectan mucho más a los países pobres.


Todo esto, agregó, erosiona igualmente la confianza puesta por la medicina en los antibióticos para proteger a las personas cuando están en una condición particularmente vulnerable, en especial cuando sus sistemas inmunológicos están debilitados.


En esa categoría de pacientes se encuentran los enfermos de cáncer que reciben quimioterapia, los recién nacidos prematuros, los niños desnutridos y las personas que han sido sometidas a cirugía de distinta índole.


También están más desprotegidos por su propensión a contraer infecciones los enfermos de diabetes severa y quienes sufren deficiencia renal y reciben diálisis.


"Se debe prever que habrá más personas con infecciones que no podrán ser tratadas o que podrán ser tratadas, pero en un tiempo mucho mayor", señaló el representante de la OMS.
 
 
Pese a todo ello, la Organización Mundial de la Salud asegura que ésta no es una problemática sin esperanza y que la tendencia puede frenarse a través de planes nacionales, de educar a la población sobre el uso apropiado de los antibióticos, de una mejor utilización de las vacunas e incluso con medidas tan elementales como el lavado frecuente de las manos para evitar contagios.