La hipertensión podría ser una enfermedad autoinmune, lo que abre la posibilidad de explorar nuevos métodos para tratar esta condición que afecta al 34 por ciento de los argentinos adultos, según un estudio realizado por científicos australianos divulgado hoy. Esta patología, que se caracteriza por la elevación de los niveles de la presión arterial, es la principal causante de ataques al corazón, derrames cerebrales y fallos en los riñones, y si bien se asocia a la obesidad, el estrés y una mala dieta, se desconocen con exactitud las causas que la provocan.

Grant Drummond, profesor de la Universidad de Monash de la ciudad australiana de Melbourne, halló que la estimulación del sistema inmunológico en unos ratones podía causarles hipertensión, mientras que la disminución de sus respuestas inmunológicas restauraba los niveles normales de su presión arterial. "Descubrimos en nuestros modelos de laboratorio que el estímulo que causa la hipertensión realmente causa un incremento en la activación de las células B y una producción excesiva de anticuerpos", explicó Drummond.

En sus experimentos, los científicos notaron que los ratones que crecieron sin células B maduras estaban protegidos contra el desarrollo de la hipertensión. Por otro lado, los investigadores notaron que el bloqueo de la actividad de estas células en los ratones normales les ayudaba a recobrar los niveles de presión arterial. Para Drummond, este estudio puede contribuir a desarrollar los tratamientos para el 15 al 20 % de personas con hipertensión que son resistentes a las terapias convencionales.  

Según la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR), realizada por el Ministerio de Salud argentino en 2013, un 34 por ciento de los argentinos adultos (más de uno de cada tres) padece hipertensión arterial, es decir, valores de presión arterial sostenidamente por encima de los 140 y 90 milímetros de mercurio, mientras que la mitad de ellos (en números redondos, uno de cada seis) desconoce su condición de hipertenso.