En un artículo que publica la revista estadounidense "Science" en su versión de mañana, los astrónomos del Instituto Seti de Estados Unidos, encabezados por Elisa Quintana, indicaron que en el planeta podría existir agua en estado líquido, una condición básica para la existencia de vida como se conoce sobre la Tierra.

Pero los astrónomos del Seti (por Search for Extraterrestrial Intelligence - Búsqueda de inteligencia extraterrestre) no detectaron indicios de presencia de agua ni de vida en el lejano planeta.

El planeta, que posee el número 186f en el catálogo Kepler, forma parte de un sistema solar que se encuentra a unos 490 años-luz y es el más externo de cinco planetas, que son observados por el telescopio espacial "Kepler" de la agencia espacial estadounidense NASA.

Según los datos, Kepler 186f tiene un diámetro que supera en sólo un diez por ciento el de la Tierra. "Este es el primer planeta claramente del tamaño de la Tierra que se encontró en la zona habitable de otra estrella", subrayó Quintana en un comunicado del Instituto Seti.

La zona habitable en un sistema solar es el área alrededor de una estrella, en el que no hace demasiado frío ni demasiado calor, por lo que es posible la existencia de agua líquida.

El Instituto Seti indicó que, hasta ahora, de los 1.800 exoplanetas descubiertos, sólo 20 se encuentran en la zona habitable de su respectiva estrella.

Pero estos son bastante más grandes que la Tierra, por lo que no se puede determinar con claridad si son planetas rocosos, como la Tierra, Marte y Venus, o gaseosos, como Neptuno y Urano.

Modelos realizados sobre la formación de los planetas muestran que los planetas que tienen un diámetro menor que 1,5 veces el de la Tierra, carecen muy probablemente de una gruesa capa de gases formada por hidrógeno y helio, como los gigantes gaseosos del sistema solar al que pertenece la Tierra, explicó el científico del proyecto "Kepler" Thomas Barclay de la NASA.

"Por consiguiente, Kepler 186f es probablemente un planeta rocoso y se asemeja, en ese sentido, a Venus, la Tierra y Marte".

Desde 2012, los astrónomos han analizado a Kepler 186f en un amplio rango de ondas largas, con el fin de detectar la presencia de posibles civilizaciones, pero no obtuvieron resultados.

El telescopio espacial "Kepler" fue colocado en órbita terrestre en 2009, con el fin de buscar planetas extrasolares.

Desde entonces detectó unos 3.800 indicios de exoplanetas, de los cuales unos 1.000 fueron confirmados hasta ahora.