Su madrina trata de que no mire la televisión, aunque a veces no puede evitarlo : revivir el pasado, duele. Saber que quien lo atacó sexualmente vive a cuatro cuadras asusta. Juega al fútbol como cualquier chico, pero desde que fue violado, cuando tenía seis años por un dirigente del club Florida, de Vicente López, nunca más pudo jugar a la pelota en una institución ya que no se anima a entrar a un vestuario.

Según consigna Clarín que estuvo con él y su familia en la que viven, en Pablo Podestá, el chico, que hoy tiene once años y cursa sexto grado, es cuidado por su tía Aldana -a la que le dice" má"- y los hijos de ella son para él sus hermanos.

"¿Todo esto es por mí? Me da vergüenza", le dijo el chico a su tía al ver que en los noticieros hablaban del ataque sexual y del fallo de los camaristas de Casación Horacio Piombo y Sal Llargués que redujeron la pena del violador de seis años a tres años y dos meses por considerar que "ya había sido ultrajado por su padre" (no fue comprobado) y "había sido acostumbrado a situaciones de travestismo".

Hace dos días, desde que cobró notoriedad pública el caso por el polémico fallo de los jueces, el chico no va al colegio. Su madrina tiene miedo que sus compañeros se burlen de él y trata de protegerlo.