En la nota, titulada “Mujeres, perdón”, Gustavo Cordera señaló que “aunque siempre tomé mis errores como una luminosa comunicación con Dios, esta vez transgredí un límite por lo cual estoy profundamente arrepentido”. “Con este episodio aprendí que las palabras son más condenadas que los hechos, al ver que sin haber violado a nadie, ni abusado de nadie, tuve una condena social más dura que un violador o un abusador”, agregó Cordera, quien por sus dichos fue denunciado en la Justicia, entre otros, por el Consejo Nacional de las Mujeres y el Inadi.

En ese sentido, indicó: “Vi cómo se condena al que dice, al que muestra. Mi estupidez, mi equivocación, mi grosería, mi representación estuvo en manos de mi personaje provocador que activó algo que estaba guardado en muchísima gente. Y pronto se mostró. Eso me ayudó a verme y saber que quien habló, no me identifica para nada. Yo quiero felicidad para la gente, no sufrimiento”.