Los papás de Guillermo, de 7 años, con alguna discapacidad que le impide moverse solo, compraron una silla de ruedas proveniente de Alemania pero que fue retenida en la Aduana argentina.

“Todo anduvo bien, la silla entró el 2 de mayo en la Aduana y aún sigue ahí. Están pidiendo un certificado que debe gestionar el propio importador. Pero esto significa una traba para los que necesitan, como hijo, contar cuanto antes con ese elemento”, detalló Guillermo Acosta.
 
El chiquito es oriundo de Mendoza y padece una parálisis cerebral. “No tiene otro objetivo que una necesidad terapéutica”, remarcó el papá del menor.
 
Según los papás de Guillermo, la silla fue solicitada por el propio médico de cabecera del nene porque se trata de un instrumento especial, de fibra de carbono, que facilitaría notablemente sus movimientos.
 
“Recibimos una llamada directa de AFIP, desde Buenos Aires” para solicitarles los papeles.
 
“Necesitamos una respuesta cierta, no sabemos nada”, enfatizó.