“En la Ciudad de Buenos Aires hay aproximadamente 400 estaciones de servicios, donde cada una de ellas almacena un promedio de 70.000 litros de combustible, esto da que un total de 28 millones de litros de material altamente inflamable están enterrados en depósitos debajo de nuestros zapatos”. Con esta reflexión arrancó la charla que el ex Juez de la Ciudad, Jorge Rodríguez, ofreció a la comunidad educativa de un colegio porteño.

“Con esto no quiero decir que los porteños caminamos sobre una bomba Molotov, pero hay que ser muy cuidados cuando se legisla y muy estrictos en hacer cumplir las normas”, sostuvo Rodríguez, y continuó, “ni la Ciudad de Buenos Aires ni ninguna otra están exentas de sufrir una tragedia como las de Córdoba o México, con la explosión de la planta Química Raponi o la de Guadalajara de 1992”.

Rodríguez aseguró que “podemos ver en la Ciudad cosas que no se ven en ningún otra ciudad del mundo: estaciones de servicio ubicadas en pleno casco urbano, en el casco histórico, debajo de autopista, cercanas a estaciones de subte, estaciones de servicio enfrentadas, y muchas de estas construcciones se han hecho gracias e leyes excepcionales dictadas por la legislatura”.

“Lo ocurrido en Córdoba, con Química Raponi, debería llamarnos a la reflexión a nosotros, como ciudadanos, y llamar a la reflexión de funcionarios y diputados, para que se tome real noción que estamos ante un tema muy serio -aseveró Rodríguez-, se ha autorizado, en el pasado, la instalación de estaciones de servicios en lugares impensados como cerca del tendido del subte o debajo de una autopista, todo lo contrario de lo que ocurre en las principales ciudades del mundo”.