La pérdida de la mitad de fauna salvaje en el mundo en los últimos 40 años, evidenciada por el informe Planeta vivo 2014 elaborado por el Fondo Mundial para la Naturaleza, confirma el crítico estado de la biodiversidad.

La reducción de hábitats, la degradación, así como la explotación debida a la caza y la pesca, y el cambio climático son las principales causas de este impacto.

La décima edición de este informe bianual registra más de 10.000 especies de vertebrados desde 1970 hasta el 2010 a través del Índice Planeta Vivo (IPV), una base de datos almacenada por la Sociedad Zoológica de Londres.

Para hacerse una idea de las pérdidas basta con mirar las cifras de tigres en el mundo, que, a lo largo del siglo XX, pasaron de 100.000 a 3.200 ejemplares. Pese a tratarse de una alerta global, el panorama de Latinoamérica es tal vez el más desalentador: la región perdió el 83% de las poblaciones de peces, aves, mamíferos, anfibios y reptiles desde 1970 hasta la fecha.

De ahí que en el trópico se haya registrado en el mismo periodo una reducción del 56% en 3.811 poblaciones de 1.638 especies, cifra que supera la del 32% en 6.569 poblaciones de 1.606 especies en zonas templadas.

Según el informe, las especies de agua dulce son las más afectadas, con una disminución del 76%. Cambios en los niveles de agua y la conectividad del sistema acuático, ocasionados en algunos casos, por ejemplo, por sistemas de riego y las represas hidroeléctricas, producen impactos negativos en estos ecosistemas.