Luego de que las empleadas de una panadería alertaran sobre el macabro hallazgo, al lugar llegó un patrullero y un policía intentó ingresar a la boca de tormenta, pero no pudo porque era muy robusto. Fue entonces que el vendedor ambulante, de 54 años, se prestó a colaborar.

"Me ayudaron a bajar. Vi el cuerpo de la mujer y la nena sobre el pecho, como dormida. Me miró con unos ojos de espanto. Le dije:' Vení la mami ya viene' y la saqué. Estaba toda embarrada. Se largó a llorar. Se la di al oficial, le pusieron una campera y la calmaron", relató el hombre que a diario pasa por esa zona.

Por su parte, Natalia, trabajadora de la panadería “Antonella”, donde apareció el cadáver de Acosta junto a su beba de un año, narró que “Mi compañera estaba barriendo la vereda y cuando fue a tirar la basura; en la alcantarilla encontró a la chica, pero no vio a la beba”, recordó. “Cuando yo me asomé, porque a ella le había agarrado un ataque de nervios, vi que estaba la nena ahí. Después vino la Policía”, añadió. 

Sobre Gonzalo Lizarralde, principal sospechoso por el crimen, señaló que “El padre de la nena venía y dejaba los sandwiches de miga. Es un proveedor de la panadería. No teníamos ningún tipo de relación con él”.

En tanto, la beba sigue en terapia intensiva y en estado delicado en el Hospital de Niños. Marina Acosta, hermana de la mujer asesinada y tía de la beba, aseguró que la niña "estuvo 80 horas en la alcantarilla, a la intemperie, con hipotermia, deshidratación, golpes...pero va a evolucionar porque tiene una fortaleza tremenda".

A su lado, el director del Hospital de Niños de Córdoba, Néstor Perotti, dijo que Martina "lleva 24 horas de internación en terapia intensiva. Por sus características, hay que catalogar su estado como grave, ya que estuvo más de 80 horas en condiciones de hiportemia, inanición y en contacto de aguas servidas", lo que eleva las posibilidades de infecciones.