El planeta tendrá un déficit de agua del 40% en 2030 si no se cambia el rumbo actual de consumo, según un informe publicado por la Unesco, que pide que una mejor gestión de este recurso forme parte de los objetivos del planeta de la ONU. El estudio, elaborado por 31 organismos de la ONU bajo el paraguas de la Unesco, establece que en los últimos años ha habido avances en el acceso al agua y al saneamiento en el mundo, pero persiste la tensión y será más evidente por el incremento demográfico. Por eso, considera que los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el periodo de 2016-2030, que deben sustituir a los Objetivos del Milenio (2001-2015) tienen que ser más ambiciosos en la protección de los recursos hídricos. Quedan en el mundo 748 millones de personas que no tienen acceso a agua preservada de contaminación.
 
El informe de la Agencia de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) pide que se incluyan también la gobernanza de los recursos hídricos, la calidad del agua, la gestión de las aguas residuales y la prevención de catástrofes naturales ocasionadas por el agua. El agua es fuente de desarrollo económico pero, éste, a menudo, precisa de fuertes cantidades de ese elemento, bien para regadíos agrícolas, bien para producción energética, lo que precisa de “un equilibrio”, explicó el principal autor del informe, Richard Connor.
 
El sector agrícola, el que más cantidad consume, tendrá que incrementar su producción un 60% en el horizonte de 2050, lo que provocará una mayor tensión en el acceso al agua. También crecerá la demanda de productos manufacturados y el informe señala que sus necesidades de agua se incrementarán un 400% en ese periodo. A ese incremento de la demanda se suma una gestión defectuosa, que hace que persistan los regadíos intensivos y que muchas aguas queden contaminadas por el uso de pesticidas y productos químicos cerca de cursos fluviales. El 20% de las aguas subterráneas del planeta está siendo explotada de forma abusiva, indica el informe.
 
El elemento también sufre el ataque del calentamiento climático, en forma de una mayor evaporación de recursos motivada por el incremento de la temperatura, o por la subida del nivel del mar que puede afectar a acuíferos de agua dulce. Todas estas presiones “pueden desembocar en una competición por el agua entre diferentes sectores económicos, regiones o países”. El informe también apunta a una “deficiente gestión” que lleva a que “con frecuencia se pague a un precio inferior a su valor real” y que “no se tenga en cuenta a la hora de adoptar decisiones en el sector energético o industrial”.