"Estoy clínicamente contenido, pero emocionalmente mal". Miguel Angel Porro, el profesor que terminó internado porque una alumna de 12 años le puso veneno en el agua, habló hoy y relató el episodio que ocurrió el miércoles. Y aseguró que está pensando en dejar la docencia.

El caso, que fue revelado el viernes por Clarín, ocurrió en el Comercial N° 13 de Villa Ballester. Porro tiene 67 años y es docente de la materia Construcción de Ciudadanía, con una larga trayectoria. El profesor contó que es diabético y toma mucha agua. Por eso, había comprado una botella en el bar y la puso en el escritorio mientras "trataba de dar clase porque no estudian, trataba de pilotear la situación, lo que se podía".

En la quinta hora, entró un grupo de alumnos de otro año a buscar el libro de temas. Porro siguió: "Había chicos de otro curso en hora libre, fui hasta la puerta y les llamé la atención. Tomé una pastilla para la diabetes y tomé un sorbo de mi botella. Se me acerca un grupo de esos chicos y me dice que una alumna mía le había puesto veneno para ratas".

El docente asegura que en ese momento notó que la botella estaba "blancuzca, opaca, con pintitas". Y que los mismos alumnos señalaron quién era la chica responsable de esa "travesura", una alumna de 12 años que ya no estaba en la escuela y a quien mandaron a llamar. "Vino con su hermana, y lo negaba. Es una chica fabuladora y mentirosa", admitió el profesor.

Porro contó que las autoridades escolares llamaron rápidamente al servicio de emergencias médicas, y que él empezó a sentir "la boca hinchada, como con un brote de alergia, y molestia en la garganta también". Por sus antecedentes diabéticos, el profesor estuvo internado en observación, en terapia intensiva, y evolucionó favorablemente. Según contó, tuvo que recibir inyecciones para evitar la formación de coágulos, lo que le podía producir una enzima del veneno que ingirió.

Aclaró que él "no tiene ninguna animosidad con la alumna, una niña de un hogar destruido, muy conflictuada". Y admitió que se siente "en una gran contradicción" entre lo que sucedió y el querer entender a la chica: "La materia que doy busca lograr que los alumnos comprendan el respeto por el otro, los derechos humanos". Y agregó que, en ese curso, sobre 22 alumnos, 14 están aplazados. Con esta alumna en particular, dijo "no me llevaba mal, simplemente le ponía el límite. Decirles a los chicos que estudien es ser exigente. No comprenden, no tienen método de estudio".