“Esto es una pasada de factura al Sr. Hortel, quien intenta sociabilizar a los reclusos mediante la educación y la cultura”. De esta forma, Darío Mecías, un interno de uno de los pabellones de Ezeiza, se refería a la realidad carcelaria en este predio penitenciario, desde adentro.

Mecías dijo que no conocía a los reclusos pero sí “la política de Hortel”.

En el Servicio Penitenciario “se roba todo, a los reclusos les llega apenas un 10 por ciento del presupuesto” del que corresponde.

“Quien debe tratar con el interno es una nueva fuerza, para que el preso no se resienta”, enfatizó Mecías, quien se comunicó con La Vuelta.

“No compremos más historias de películas; esto está provisto por la misma institución”, dijo el interno, al desterrar la teoría de una supuesta fuga de presos. “¿Usted cree que el interno va a contar con elementos semejantes, que puede cavar un piso de cemento con una cuchara y un tenedor?”, se preguntó en forma retórica el recluso de Ezeiza.

“Falta que el interno se culturalice, que se eduque, que se recapacite”, dijo Mecías, a casi un mes de recuperar la libertad y tras dos décadas preso.