Siete personas fueron detenidas en la Capital Federal, acusadas de formar parte de una banda de estafadores dedicada a hacerse pasar por los propietarios de inmuebles que vendían con documentación falsa, informaron hoy fuentes policiales.

Las detenciones que se dieron a conocer hoy se concretaron durante la última semana, cuando efectivos de la División Defraudaciones y Estafas de la Policía Federal Argentina (PFA) llevaron a cabo una serie de siete allanamientos en los barrios porteños de Mataderos, Flores, Villa Luro, San Telmo.

La investigación comenzó a mediados del mes pasado, cuando la fiscalía de instrucción 38 porteña recibió una denuncia de un hombre que había sido estafado por unos 200.000 dólares al intentar adquirir una propiedad en Caballito. La casa, ubicada en Puán 350 de ese barrio porteño, era propiedad de una mujer viuda de origen español que vivía en la localidad bonaerense de San Justo y que nunca había puesto en venta la vivienda.

Poco después, los pesquisas identificaron a los responsables y descubrieron que estaban por efectuar una maniobra similar en una escribanía ubicada en Talcahuano al 400, por lo que esperaron a que concretaran la operación y los detuvieron al salir, cuando celebraban en una confitería.

Se trata de tres mujeres, una de 60 años y dos de 39, y cuatro hombres de entre 38 y 64, todos argentinos, dos de los cuales cuentan con antecedentes penales por hechos de similares características. Entre los apresados está el cabecilla de la banda, aunque no se descarta que la investigación desemboque en la detención de más personas.

Simultáneamente a las aprehensiones, la policía allanó domicilios en Ulrico Schimdl al 5600, del barrio de Liniers; en Balcarce al 700 y Bolívar al 700, ambos de San Telmo; en Nazca 20, de Flores; y en Quintana al 4100, de la localidad de Villa Insuperable, partido bonaerense de La Matanza.

Allí secuestraron documentación adulterada, títulos de propiedad falsos, fotos carnet para crear documentos de identidad, varias computadoras, teléfonos celulares e incluso un listado con más de mil propiedades que habían utilizado para su actividad o tenían en estudio para el futuro.

El modus operandi de la organización consistía en falsificar los documentos de los propietarios reales muy ancianos, fallecidos o internados en un geriátrico, hacerse pasar por ellos en una escribanía y darles un poder de venta sobre los inmuebles a otros de los integrantes de la banda.
Con ese poder notarial, los estafadores tasaban y ponían en venta las propiedades, hasta dos o tres veces cada una de ellas, a ciudadanos que de buena fe querían comprarlas.