El secretario de la Presidencia, Yahia al Arasi, el hasta ahora jefe de Estado envió una carta a la Asamblea Legislativa en la que acusó a las distintas fuerzas políticas de "falta de responsabilidad" para llevar a Yemen "a buen puerto".

Hadi, quien se hizo cargo de la presidencia del país el 25 de febrero de 2012 tras la renuncia de su antecesor, Ali Abdullah Saleh, por una ola de protestas en 2011, lamentó sentirse "humillado" y haber pasado "grandes sufrimientos" durante su mandato.

En una carta, Hadi advirtió de que lo ocurrido el pasado septiembre, cuando los combatientes del movimiento chiita de los hutíes ocuparon varios puntos de la capital, Sanaá, "afectó el cauce normal" de la transición política en Yemen.

El jefe de Estado, quien pidió perdón a todos los yemeníes, reconoció "no haber sido capaz de lograr los objetivos por los que aguantó un gran sufrimiento" durante estos años.

Ante la inexistencia de un vicepresidente y tal y como contempla la actual Carta Magna yemení, el poder quedará en manos del presidente de la Cámara de los Diputados, Yahia al Raie, cuando este acepte la dimisión de Hadi.

Minutos antes de la renuncia de Mansur Hadi, el primer ministro yemení, Jaled Bahah, le había presentado a él la dimisión, describiendo la crisis que padece el país estos días como un "laberinto político" que le impedía gobernar con "eficacia".

Los hutíes y el hasta ahora jefe de Estado llegaron ayer a un acuerdo de alto el fuego para intentar apaciguar la crisis, que está conduciendo al país a un posible conflicto armado.

Los combatientes chiitas se han hecho con el control en los últimos meses de siete provincias de Yemen, incluida su capital, donde recrudeció la tensión esta semana con el ataque a las sedes presidenciales.