El gobernante Frente Amplio de Uruguay ratificó este domingo su condición de primera fuerza, al imponerse en las elecciones presidenciales por alrededor de 10 puntos sobre el Partido Nacional (PN, blanco), aunque esa victoria no le alcanzó para evitar la segunda vuelta, prevista para el 30 de noviembre, para la que se avizora un acuerdo entre blancos y colorados para enfrentar al oficialismo. Ese resultado no solo obliga a una segunda vuelta, sino que deja un futuro Congreso en la que ninguna fuerza tendrá mayoría, aunque el oficialismo especulaba con que finalmente los números le permitan ese privilegio.

El Frente Amplio festejó el resultado primero en la sede de la alianza y luego en la emblemática avenida 18 de Julio, donde Vázquez llamó a buscar “en la razón y en la memoria” la mejor opción para los próximos 5 años y dejó en claro que la coalición no se correrá “hacia ningún lado” en busca de acuerdos electorales. El anuncio pareció una réplica, casi en simultáneo, a lo que los otros dos candidatos de relevancia anunciaban cada uno por su lado: Lacalle Pou, que conversaría con otras fuerzas para buscar “consensos” de cara al 30 de noviembre, y el colorado Pedro Bordaberry -tercero en la compulsa- que respaldaría al candidato blanco.

Según la consultora Equipos Mori, el FA logró 44 por ciento de los sufragios; el Partido Nacional 33; el Colorado 14 y el Partido Independiente 2,9 por ciento, en tanto para la consultora Fáctum, esos guarismos eran, en el mismo orden, de 46, 32, 14 y 3,5 por ciento. El estudio Cifra, por su parte, le otorgaba al oficialismo entre 43 y 45 por ciento; al PN de 32 a 34; a los colorados de 14 a 16 y al PI entre 3 y 4 por ciento. Los comicios se desarrollaron en forma muy tranquila y más allá de algunas demoras habituales, solo hubo que lamentar la muerte de dos militantes del FA en Canelones, que fallecieron al recibir una descarga eléctrica cuando intentaban colocar una bandera.

Se estimaba que votó alrededor de 85 por ciento del padrón, que tenía 2.620.717 habilitados, para que, además de presidente y vice -que asumirán el 1 de marzo- votaran a los futuros 99 miembros de la Cámara de Diputados y a 30 senadores. En cuanto a la consulta paralela sobre la eventual baja de 18 a 16 de la edad de imputabilidad para delitos graves, se impuso el No, festejado también por el FA.

El primero de los candidatos en salir a hablar fue el blanco Lacalle Pou, quien destacó que su ilusión de llegar a la presidencia seguía “intacta”, remarcó que “no se trata de sacar al FA, sino de llegar al gobierno” y prometió “hablar con todos los partidos, incluso con los menores, sin desdibujarnos”. En el hotel en el que su partido montó el comando de campaña, Lacalle Pou resaltó el "tesoro" que supone para el país la forma en que los uruguayos "sienten y defienden las democracia", y puso de relieve que “hoy todos los partidos y todos los delegados vivimos con pasión, con respeto y con ilusión la jornada electoral".

Un rato después, fue Vázquez el que salió a festejar el triunfo, remarcar que “el pueblo se expresa con meridiana claridad y hay que saber interpretarlo”, reivindicar “el camino del diálogo y del respeto” para lograr la mayoría y dar por seguro que conversará “con otras fuerzas” de cara a la segunda vuelta. Mientras una multitud se reunía afuera de la sede de la coalición al grito de “Y ya lo ve/y ya lo ve/el presidente es Tabaré”, el candidato admitió que “las campañas prolongadas son aburridas, tediosas”, pero aún así adelantó que “mañana mismo” encarará la “nueva etapa en busca de la presidencia”.