Un hombre que días atrás logró acceder a la Casa Blanca tras saltar la reja perimetral tenía cientos de cartuchos de escopeta, hachas y un machete en su auto y representaba un peligro para el presidente Barack Obama, alegaron hoy fiscales durante la primera comparecencia del sospechoso ante un juez.

Omar Jose González, de 42 años y veterano de guerra oriundo de Texas, se presentó ante el juez John M. Facciola del Distrito de Columbia, en Washington, acusado de ingreso ilegal a un edificio o área de acceso restringido portando un arma mortal o peligrosa.

El fiscal federal asistente David Mudd dijo ante el juez que, además de los 800 cartuchos de munición, los hachas y un machete que se encontraron en su auto, González ya había sido arrestado en julio en el suroeste del estado de Virginia por llevar un escopeta de cañón recortado y un mapa de la Casa Blanca.

Y, en agosto, había sido interrogado cerca de la residencia presidencial cuando portaba un hacha en su mochila, pero los agentes le dejaron ir al registrar su coche y comprobar que sólo llevaba equipos de montaña, agregó Mudd, citado por la agencia de noticias EFE.

Tras una audiencia de 15 minutos, Facciola ordenó que el veterano de guerra, originario de Texas, permanezca detenido hasta el 1 de octubre.

"Su obsesión con la Casa Blanca y su acumulación de gran cantidad de munición en un periodo de tiempo aparentemente corto representaba un peligro para el presidente", dijo Mudd.

Según un documento judicial, firmado por el agente del Servicio Secreto, David Hochman, y al que tuvo acceso el diario The Washington Post, consta que después de ser detenido González explicó que estaba preocupado porque la "atmósfera se estaba colapsando" y necesitaba informar al presidente.

El incidente, el primero en el que un asaltante lograr ingresar en la residencia presidencial, ha provocado que la directora del Servicio Secreto, Julia Pierson, iniciase una revisión "integral" de lo ocurrido el viernes por la noche.

Por su parte, el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, dijo hoy en su rueda de prensa que Obama estaba "obviamente preocupado" por la falla de seguridad y anunció que se había ordenado aumentar la vigilancia alrededor de la Casa Blanca.

En el momento del asalto de González, el presidente no se encontraba en la Casa Blanca, ya que se había trasladado con su familia a la residencia de Camp David (Maryland) para un fin de semana de descanso.

Obama fue preguntado hoy por lo ocurrido en un acto, y aseguró que el Servicio Secreto hace "un gran trabajo" y expresó "su agradecimiento por todos los sacrificios que hacen en mi nombre y en el de mi familia".