Los 13 jóvenes retornaron a sus viviendas desde anoche y autoridades de la escuela Escuela Normal Rural, Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa confirmaron que siete de ellos acudieron hoy al centro educativo. Se descuenta que serán indagados para determinar el paradero de los que aún siguen desaparecidos.

"Es indudable que existió un uso excesivo de la fuerza, y también que la respuesta de los elementos policiales no fue proporcional, por el contrario, me parece que fue desmedida", evaluó el procurador de Justicia del estado de Guerrero, Iñaky Blanco, en una conferencia de prensa.

Alonso Ortiz, representante del comité estudiantil de la escuela que prepara a docentes de educación básica, confirmó que falta localizar a 43 jóvenes.

Algunos dirigentes creen que se hallan presos en un cuartel de la policía o el Ejército, o bien ocultos en el cerro ante el temor de ser detenidos.

El procurador Blanco insistió que "no hay justificación alguna para que hubieran hecho uso de armas de fuego y en ese sentido todo parece indicar que vamos a atribuir responsabilidades de tipo penal en contra de estas personas", refiriéndose así a la situación de 22 policías que fueron detenidos por su participación en los hechos.

También reveló que no descarta que pueda existir responsabilidad del alcalde de Iguala, José Luis Abarca, y del secretario de Seguridad Pública local, Felipe Flores, a quienes dijo que se les llamará a declarar.

Asimismo, indicó que se cree que en algunos de los incidentes podría estar involucrada la delincuencia organizada por las camionetas y armas que utilizaron algunos de los agresores.

Los incidentes en los que desaparecieron los jóvenes se registraron en la noche del viernes y las primeras horas del sábado. Las autoridades aseguran que los jóvenes, estudiantes de una escuela docente, tomaron por la fuerza tres ómnibus en una terminal para dirigirse a un acto de protesta y que los policías municipales dispararon contra ellos, situación en que murieron dos jóvenes.

Posterior a este hecho, individuos armados no identificados abrieron fuego contra el ómnibus de un equipo de fútbol de tercera división y otros vehículos, ocasionando la muerte de tres personas, entre ellas un jugador de 15 años.

En otra avenida de Iguala también fue hallado este fin de semana el cadáver de un joven al que se le quitó la piel del cuerpo y quien presuntamente también es estudiante.

Ayer, una marcha de unos 3.000 estudiantes del estado de Guerrero concluyó en un ataque a la sede del Congreso local tras exigir la aparición con vida de los 58 jóvenes desaparecidos luego de ser atacados a tiros, y la renuncia del gobernador Angel Aguirre y el castigo a los culpables de la muerte de las seis personas.

La marcha arrancó al mediodía y se desarrolló sin contratiempos hasta llegar a la sede legislativa, donde realizaron un acto, y un grupo de jóvenes encapuchados abrió las rejas del recinto y apedreó su fachada de vidrio.

Además, pidieron a las autoridades que "presenten con vida" a sus compañeros desaparecidos desde la noche del viernes. "Vivos se los llevaron, vivos los queremos", rezaba una de las pancartas que portaban los estudiantes, que anunciaron la paralización de labores hasta que aparezcan sus compañeros.

Los maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (Ceteg) amenazaron con paralizar todas las escuelas del estado si no se castiga a los responsables de la ola de violencia, en la que además resultaron lesionadas 25 personas.

Además de la renuncia del gobernador, los estudiantes exigen la renuncia del alcalde de Iguala, José Luis Abarca, a quien acusan de ser cómplice de la delincuencia organizada junto con los policías municipales que atentaron ese día contra los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa.

Después de los tiroteos fueron interrogados 280 policías y 22 de ellos quedaron detenidos como supuestos "responsables de los hechos violentos", que se extendieron hasta la madrugada del sábado.