Rusia y Ucrania no lograron cerrar hoy un acuerdo para solucionar una recurrente disputa por el gas ruso que podría volver a afectar los suministros del combustible hacia una preocupada Europa en los meses más fríos del año, aunque las partes acordaron volver a reunirse la semana próxima para hacer un nuevo intento.

Luego de una reunión en Bruselas de los ministros de Energía de Ucrania y Rusia, la Comisión Europea (CE), que actuó como mediadora, dijo que Moscú aceptó rebajar el precio del gas que vende a Kiev pero mantuvo su exigencia de que su vecino pague por adelantado cualquier nueva entrega del combustible.

El ministro ruso de Energía, Aleksandr Novak, que habló a la prensa tras el encuentro trilateral, dijo que las diferencias persisten porque ni Ucrania ni la CE pudieron dar garantías de que Kiev tendrá recursos económicos suficientes para pagar el gas ruso por anticipado en noviembre y diciembre próximos.

Las tensiones por el gas entre Rusia y Ucrania son de larga data, pero volvieron a aflorar a raíz del actual conflicto político bilateral por el acercamiento de Kiev a la UE, el derrocamiento del ex presidente pro ruso Vuktor Yanukovich y la anexión rusa de la ex península ucraniana de Crimea, a principios de año.

Tras el derribo de Yanukovich por un movimiento nacionalista y pro europeista, en febrero, el Kremlin decidió suspender el precio preferencial del gas para su vecino y reclamar una millonaria deuda acumulada de 4.500 millones de dólares que ese país mantenía con Gazprom, una de las principales empresas energéticas de Rusia.

Ante el impago de Kiev, Rusia interrumpió su suministro de gas a Ucrania en junio pasado pero mantuvo sus envíos a Europa, que en varios años de la década de 2000 sufrió seria escasez de gas ruso por este diferendo entre Moscú y Kiev, bautizado "guerra del gas".

Gran parte del gas que consume Europa es ruso y llega a través de gasoductos que atraviesan Ucrania, así que Bruselas teme por sus suministros en el venidero invierno en caso de que la disputa se profundice.

El comisario europeo de Energía, Günther Oettinger, dijo que las partes consultarán los discutido hoy con sus respectivos gobiernos y las compañías gasísticas implicadas, la rusa Gazprom y la ucraniana Naftogaz, y confió en que se llegue a un acuerdo en una nueva reunión prevista para el miércoles próximo en Bruselas.

En rueda de prensa, Oettinger dijo que Rusia aceptó rebajar el precio hasta 385 dólares por cada mil metros cúbicos de gas que se proporcionen a Ucrania de aquí a marzo, frente a los 485 dólares actuales, pero insistió en que cualquier nueva entrega de combustible solo se realizará si Kiev hace el pago por adelantado.

Moscú, por su parte, dijo dudar de que Ucrania tenga recursos para sufragar nuevas importaciones de gas y recordó que aún existe una cantidad de 3.100 millones de euros que Kiev debe pagarle antes de fin de año en concepto de pagos atrasados entre noviembre del año pasado y junio de este año.

"Ucrania no ha confirmado aún sus recursos, solo hemos oído que la CE no ha confirmado las fuentes de financiación", destacó Novak al término del encuentro.

Aseguró que Ucrania necesitaría unos 1.600 millones de euros que no tiene para poder comprar la cantidad de gas que se calcula que necesitaría para los meses de invierno.

Oettinger reconoció que ambas partes aún no se han puesto de acuerdo sobre los volúmenes de gas que podría necesitar Ucrania en los próximos meses, aunque indicó que, tras analizar la situación, se cree que Kiev podría precisar unos 4.000 millones de metros cúbicos de gas este invierno.

El ministro de Energía ucraniano, Yuri Prodan, por su parte, no quiso aclarar si Kiev dispone de esos 1.600 millones y se limitó a decir que trabaja con la UE para buscar una solución y quizá recibir garantías adicionales.

"Lo único que queremos es un documento legalmente vinculante, con deberes y obligaciones, firmado por Gazprom, y eso no lo tenemos porque Rusia lo ha rechazado categóricamente", sostuvo Prodan.

El Ejecutivo comunitario informó precisamente hoy de que Ucrania solicitó en septiembre un préstamo de 2.000 millones de euros para hacer frente a la factura por las importaciones de gas ruso y desbloquear el conflicto con Moscú, una petición que ahora estudiará con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Esta cantidad si llega a concederse se sumaría a los 100 millones y a los 500 millones que la UE ya movilizó en mayo y junio, respectivamente, en el marco de dos programas de asistencia macrofinanciera a Ucrania (MFA I y II, por sus siglas en inglés), que en total ascienden a 1.610 millones de euros.

La disputa preocupa en la UE, que importa de Rusia el 39% del gas que consume y que teme que los Estados miembros lleguen a verse afectados por un corte de gas este invierno, como ya ocurrió en la última crisis de 2009.

Según pruebas de resistencia realizadas por Bruselas, cuyos resultados se conocieron la semana pasada, si el corte del gas ruso hacia la UE llegase a materializarse este invierno, Bulgaria, Rumania, Lituania, Estonia y Finlandia perderían un 40 % del gas que necesitan; Hungría, un 30 %, y Polonia, un 20 %.

España y Portugal, en cambio, no se verían afectadas porque no importan gas de Rusia.