Más de un centenar de chicas fueron secuestradas de una escuela en el noroeste de Nigeria en un ataque presuntamente cometido por el grupo radical islámico Boko Haram, un día después de la muerte de 75 personas en la capital del país en un atentado con bomba atribuido a esa misma milicia.

El secuestro masivo se produjo durante la noche en una escuela de pupilas en Chibok, una localidad del estado de Borno, uno de los más afectados por los ataques de Boko Haram y que, junto a Yobe y Adamawa, se encuentra en estado de sitio desde que el Ejército lanzara una ofensiva contra los extremistas, en mayo pasado.

Boko Haram, que en lengua local significa "la educación no islámica es pecado", intenta imponer la sharia (ley islámica) en Nigeria, el país más poblado de Africa, con unos 170 millones de habitantes integrados en más de 200 grupos tribales.

Fundado en 2002, el grupo busca erigir un Estado islamista en Nigeria, tanto en el norte de mayoría musulmana, donde es más activo, como en el sur, predominantemente cristiano.

En 2009 comenzó sus acciones armadas, pero ese mismo año su fundador, Mohamed Yusuf, murió cuando se hallaba bajo custodia policial. Yusuf fue sustituido por Abubakar Shekau, que falleció en una operación antiterrorista el año pasado.

Desde el inicio de su ofensiva armada, Boko Haram causó ya más de 4.000 muertos, 1.500 de ellos en lo que va de año.
En los últimos tiempos, los islamistas de Boko Haram iniciaron una campaña contra "el saber occidental" atacando centros educativos el norte del país.

El siniestro ataque perpetrado hoy comenzó esta madrugada cuando hombres armados asediaran una escuela secundaria en Chibok, ubicada a 140 kilómetros al sur de la capital del estado, Maiduguri, informaron fuentes policiales.

"Podemos confirmar el secuestro. Fuimos alertados por los padres de las menores y, aunque aún no sabemos quién lo hizo, sospechamos de Boko Haram, porque ya lo ha hecho antes", dijo un portavoz policial nigeriano, citado por la agencia de noticias EFE.

Según testigos citados por el diario local The Punch, unos 50 hombres armados irrumpieron anoche en un convoy de vehí¬culos y prendieron fuego a edificios públicos y viviendas de Chibok.

Posteriormente, se dirigieron a la escuela local de enseñanza secundaria, donde capturaron a todas las estudiantes que pudieron, cifradas en más de 100, y se las llevaron en un camión.

"Algunos profesores y estudiantes huyeron al verlos, pero secuestraron a quienes se quedaron en la residencia", comentó Joseph Walama, testigo del ataque.

Autoridades educativas de Borno dijeron que trataban de averiguar el número exacto de ví-ctimas, ya que muchas jóvenes huyeron durante la emboscada aprovechando la oscuridad de la noche.

En ferebro pasado, Boko Haram atacó otra escuela secundaria de Buni Yadi, en el vecino estado de Yobe, donde mató a decenas de estudiantes.

El domingo pasado, presuntos miembros de Boko Haram mataron al menos a 98 personas en tres localidades del estado de Borno.
Ayer, la explosión de una bomba en una de las principales terminales de ómnibus de Abuya, la capital nigeriana, mató a 75 personas e hirió a 141, según cifras actualizadas hoy por las autoridades, que ayer habían informado de 71 víctimas fatales y 124 heridos.

El atentado fue el más sangriento desde que el gobierno inició su guerra contra Boko Haram, hace cinco años, y, aunque no fue reivindicado, el gobierno del presidente Goodluck Jonathan, acusó a los extremistas islámicos.

La escalada de violencia que vive el paí¬s africano desató esta mañana el caos en la Asamblea Nacional, en Abuya, que fue desalojada por un rumor de amenaza de bomba que finalmente no existió.

Pese a que Nigeria mantiene una ofensiva antiterrorista en los estados del noreste, los ataques de los integristas no cesan en el país africano.

Y especialmente, pese al pasado universitario de sus líderes, buscan la destrucción de los centros educativos, según líderes religiosos y analistas.

"Mohamed Yusuf hablaba perfectamente inglés, además de haber recibido una educación plenamente occidental", dijo el imán Hussein Zakaria, uno de los principales lí¬deres religiosos locales.

"Al igual que los talibanes afganos destruyeron en 2001 las centenarias estatuas de los budas en Bamiyan, Afganistán, los islamistas que operan en Africa quieren acabar también con cualquier sí-mbolo cultural del pasado. Y no hay mayor templo que las universidades", destacó el analista Abdiaziz Yusuf.