El papa Francisco declaró hace dos años como testigo en el mayor juicio por violaciones de los derechos humanos durante la dictadura militar argentina. Relató su actuación cuando dos sacerdotes jesuitas permanecieron seis meses secuestrados en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde fueron torturados.

Las gestiones que relató haber hecho ante Jorge Videla y Eduardo Massera para su liberación y la protección que les brindó ocuparon las cuatro horas que declaró ante los jueces en el despacho que Jorge Bergoglio, como arzobispo de Buenos Aires, ocupaba en la Catedral el 8 de noviembre de 2010.

La mayor defensora de la actuación de Bergoglio es Alicia Oliveira, ex jueza durante la dictadura y ex abogada del CELS. Ella afirma que Bergoglio les advirtió a los sacerdotes Jalic y Yorio del peligro que corrían y que ellos no le hicieron caso.