La fuga tuvo lugar en la prisión de Al Bab, situada a unos 30 kilómetros al sur de la frontera con Turquía, y entre los evadidos también hay civiles sirios y miembros de batallones islamistas opuestos a la línea de Estado Islámico, según el opositor Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), cuya sede se encuentra en Londres.

El EI puso a la localidad en estado de alerta y utilizó los megáfonos para reclamar a los ciudadanos que capturen a los presos huidos.

El Estado Islámico controla amplias zonas de territorio en Siria y gestiona las prisiones, los tribunales y otras instalaciones de esos lugares, que presenta como parte de su proclamado califato islámico.

Los combatientes kurdos llevan meses enfrentándose a los milicianos de Estado Islámico con el apoyo de los bombardeos de la coalición militar liderada por Estados Unidos para intentar expulsarlos del norte de Siria.

Al-Bab fue escenario este fin de semana de intensos enfrentamientos cuando varios de sus milicianos escaparon de otra prisión para intentar huir por la frontera con Turquía.

El grupo de huidos, que incluía principalmente a combatientes europeos, fue interceptado por otros milicianos de EI en unos combates que dejaron al menos nueve muertos.