Desde hace varios días los islamistas del EI atacan con armamento pesado los alrededores de la ciudad de Kobani, uno de los principales feudos kurdos del devastado norte de Siria. La única defensa que tienen los habitantes son las milicias kurdas sirias, sin embargo, los sistemáticos ataques forzaron a casi 100.000 personas a escapar y refugiarse en la vecina Turquía desde el viernes pasado, según la agencia de Naciones Unidas para los refugiados (Acnur).

"Creo que entre tres años y medio de conflicto no hemos visto nada parecido a 100.000 personas cruzando la frontera en dos días", sentenció la representante de la Acnur en Ankara, Carol Batchelor. "Esta cifra sirve para hacerse sólo una ligera idea de cómo se está desarrollando esta situación y del profundo miedo que las circunstancias en el interior de Siria y, ya que estamos, de Irak, están provocando en la gente", agregó. 

Ante tamaño drama, cientos de jóvenes kurdos decidieron dejar sus vidas en Turquía y cruzar a Siria para sumarse a la lucha contra los extremistas, que hasta hace un año peleaban codo a codo con el resto de los grupos armados insurgentes que desde hace más de tres años intentan derrocar al presidente sirio, Bashar al Assad. Inclusive el Partido Democrático de los Pueblos, la cuarta fuerza del Parlamento de Turquía, hizo un llamamiento este fin de semana para "respaldar al pueblo de Kobani" y evitar que esta ciudad caiga en manos del EI.

Pese a que las fuerzas kurdas en Siria e Irak son aliados de Estados Unidos en la lucha contra los islamistas del EI, la policía fronteriza turca se negó a permitir que los llamados voluntarios cruzaran al territorio sirio para sumarse a la compleja guerra civil que se pelea en ese país, según informó el canal de televisión local NTV. La negativa de la policía no convenció a los activistas kurdos y rápidamente la situación degeneró en enfrentamientos y represión por parte de las fuerzas de seguridad. En ese momento, las autoridades de Ankara dieron la orden de cerrar la frontera, bloqueando el ingreso de miles de refugiados que intentaban escapar de la violencia de los combates en Siria. 

En tanto, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, reconoció hoy que negoció con los extremistas del EI para conseguir ayer la liberación de 49 rehenes, que habían sido capturados del consulado turco en Mosúl, la principal ciudad del norte iraquí, hace más de tres meses. "No se puede hablar de ninguna manera de un regateo monetario, pero de un regateo político, diplomático, sí; ¿de qué otra manera habríamos conseguido liberar a nuestros 49 ciudadanos?", explicó Erdogan en una conferencia de prensa en Ankara, momentos antes de viajar a Nueva York.

El mandatario no quiso confirmar si la negociación con los islamistas incluyó un intercambio de prisioneros. "Pudo haber un intercambio o no haberlo. El resultado es que nuestros 49 ciudadanos y empleados han vuelto a Turquía. Soy el presidente y tengo que cuidar que no pase nada a nuestros ciudadanos, incluso si efectivamente hubiera un intercambio", aseguró Erdogan.