La campaña, que forma parte de la "semana de concientización anti terrorista", fue criticada por los grupos de libertades civiles por crear el alarmismo entre la población y servir de justificación a la ofensiva política lanzada por el gobierno de David Cameron.

Los volantes fueron distribuidos horas antes de la comparecencia en la Cámara de los Comunes de la ministra de Interior, Theresa May, que reavivará el fantasma de los atentados de Londres del 7 de julio de 2005, que dejaron 56 muertos y 700 heridos y recordará que desde entonces se han desarticulado "40 tramas terroristas" en el Reino Unido.

"Estamos en medio de una lucha generacional contra una ideología mortífera", recalcó esta misma semana May, la dama de hierro de Cameron, en el momento de adelantar las nuevas medidas.

"En una sociedad abierta y plural nunca podremos eliminar completamente el riesgo del terrorismo. Pero la nueva ley incluye propuestas muy concretas para mantenernos a salvo y poder defendernos", aseguró May.

La nueva ley anti terrorista facultará a la policía para confiscar los pasaportes y "relocalizar en el exterior" a cualquier persona ante la sospecha de que haya participado en la "yihad" del Estado Islámico (EI) en Siria o Irak.

El juez David Anderson, designado como supervisor independiente de las medidas anti terroristas, cuestionó la medida por la "ausencia de los tribunales " en el controvertido proceso.

En otro de los capítulos más polémicos, la nueva ley pretende llevar la lucha contra el fundamentalismo islámico a las escuelas y las universidades, una medida contestada por los grupos de libertades civiles, que acusan al Gobierno de Cameron de querer "convertir a los ciudadanos en espías".

El alerta anti terrorista en el Reino Unido fue elevado en julio a "severo" (el cuarto nivel más alto de los cinco posibles), desde entonces se produjeron más de una veintena de detenciones por actividades terroristas.