La ciudad estadounidense de Detroit, símbolo del auge de la industria del automóvil en el siglo XX, se declaró ayer en quiebra. Con una deuda récord de 18.500 millones de dólares, tiene 78.000 edificios abandonados, un tercio de las ambulancias en funcionamiento por falta de presupuesto, el 40% del alumbrado público no funciona y hay problemas graves en los servicios públicos básicos. Además, la ciudad perdió la mitad de su población en los últimos 60 años.

"Tomo esta decisión difícil para que los habitantes de Detroit tengan acceso a los servicios públicos básicos y para que Detroit vuelva a empezar con sólidas bases financieras, que le permitan creer en el futuro", dijo el gobernador del Estado de Michigan, Rick Snyder, en un comunicado.

"Es un paso difícil, pero es la única opción viable para enfrentarse a un problema que se ha gestado durante seis décadas", añadió.

"La quiebra es la única solución que permitirá a Detroit volver a ser estable y viable", insistió el gobernador.

La ciudad, en el noreste de Estados Unidos, tiene una deuda récord de 18.500 millones de dólares y las autoridades municipales ya habían advertido el mes pasado que no podrían pagar parte de este monto.

Con esta decisión, Detroit se convierte en la ciudad más grande de Estados Unidos en haberse declarado en quiebra.