La caravana de ayuda humanitaria rusa que esperaba desde hacía una semana la autorización de Kiev para ingresar a repartir insumos entre la población del este de Ucrania, atravesó hoy el punto fronterizo unilateralmente, algo que Kiev calificó de "invasión".

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que iba a escoltar el convoy para disipar los temores ucranianos de que estaba siendo usado como caballo de Troya para enviar armas a los separatistas, se negó a ingresar porque no recibió suficientes garantías de seguridad.

La caravana de 262 camiones cargados de agua, generadores, bolsas de dormir y alimentos están destinados a la población civil de la ciudad de Lugansk, donde desde hace semanas los bombardeos entre los separatistas y el ejército ucraniano no cesan ni permiten a la población aprovisionarse.

"Esto lo llamamos invasión directa", dijo el jefe del Servicio de Seguridad de Ucrania, Valentín Nalivaychenko.
El vocero del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania, Andrei Lisenko, denunció que una primera tanda de 34 camiones fue revisada, pero los últimos 100 vehículos no fueron supervisados ni certificados por el Servicio de Aduanas ucraniano.

Estados Unidos, en tanto, advirtió hoy que tomará "acciones adicionales" contra Rusia si no retira el convoy humanitario y reiteró -en línea con lo expresado por Kiev- que su presencia supone una "entrada no autorizada" de Moscú en territorio ucraniano.

"Nuestra posición es clara y Rusia no debe utilizar una caravana humanitaria como excusa para cruzar la frontera", aseguró hoy el portavoz del Pentágono, el contraalmirante John Kirby, en rueda de prensa sobre la entrada de los camiones sin consentimiento de las autoridades ucranianas y sin la supervisión de la Cruz Roja.

"La parte rusa decidió actuar. Nuestra columna con ayuda humanitaria está empezando a moverse en la dirección de Lugansk", informó por su parte en un comunicado el Ministerio de Exteriores de Rusia.

La ayuda está destinada principalmente a Lugansk, donde se concentraron los enfrentamientos durante las últimas semanas hasta llegar a combates callejeros y a la destrucción de infraestructura básica, lo que dejó sin agua ni electricidad a la población.

Allí, cada día se registran decenas de muertos, además de heridos.

Por su parte, el CICR dijo en un comunicado publicado en su cuenta de Twitter que no está escoltando el convoy por razones de seguridad, ya que el bombardeo había continuado durante la noche. "No recibimos suficientes garantías de seguridad de las partes en conflicto", dijo.

Poco después de salir de la ciudad fronteriza de Izvaryne, el convoy abandonó la ruta principal que conduce a Lugansk, tomó un camino rural y se estacionó en el pueblo de Uralo-Kavkaz.

Ese camino rural también conduce a Lugansk, pero evita las zonas controladas por las tropas gubernamentales.

Un total de 34 vehículos rusos habían recibido una aprobación inicial de Ucrania ayer, pero se esperaba la luz verde final.

La Cancillería rusa criticó a la parte ucraniana por los "interminables retrasos inventados" para demorar la entrega de la ayuda que salió de Moscú principios de la semana pasada.

Además, culpó al gobierno de Kiev por seguir bombardeando zonas residenciales por las que el convoy iba a tener que atravesar.

"Hay cada vez más la sensación de que los líderes de Ucrania están arrastrando deliberadamente la entrega de la carga humanitaria hasta que haya una situación en la que ya no quedará nadie para ayudar."