Un día después de que Ammán retirara a su embajador en Tel Aviv por las tensiones, la oficina de Netanyahu dijo que el premier garantizó al monarca hachemí que su país no tiene intención de cambiar el "statu quo" que prevalece sobre el lugar desde la guerra de 1967, en la que Israel se apropió de Jerusalén este.

"Ambos líderes llamaron a un cese inmediato de las acciones violentas y de las provocaciones", dijo la oficina de Netanyahu en un comunicado.

Según el citado "statu quo", la Explanada -sobre la que se elevan la mezquita de Al Aqsa y el domo de la Roca- está bajo jurisdicción del Ministerio de Asuntos Religiosos jordano y la seguridad en su exterior en manos de Israel.

Jordania, es uno de los dos estados árabes que tiene un tratado de paz con Israel, junto a Egipto.

Conocida entre los judíos como el Monte del Templo, la historia dice que en su cima estuvo el Segundo Templo -el más sagrado del judaísmo-, que fue destruido hace unos 2.000 años por tropas romanas.

Según la ley judía, está prohibido caminar y rezar sobre ella mientras no llegue el Mesías y lo reconstruya, ya que existe el peligro de profanar su recinto más sagrado, el llamado Sancta Sanctorum.

La tensión en torno a este promontorio, situado en el casco viejo de Jerusalén, ha crecido en los últimos meses después de que corriera el rumor de que el Parlamento israelí estudia una propuesta para abrirlo al rezo judío, como exigen los movimientos procolonos ultranacionalistas.

Y se ha disparado con las continuas visitas de diputados de extrema derecha, que entran en el recinto y musitan oraciones fuertemente escoltados por la policía pese a la ley, lo que genera protestas de los musulmanes y disturbios.

A ello se ha unido la decisión israelí de impedir la entrada a los musulmanes menores de 50 años.

La tensión se multiplicó hace una semana después de que un rabino, Yehuda Glick, uno de los que más presionan para cambiar el citado "statu quo", fuera herido de bala. Al día siguiente, fuezas israelíes mataron al palestino al que acusaban del ataque.

El intento de asesinato de Glick, que se recupera en un hospital, llevó a Israel a cerrar totalmente el santuario al rezo musulmán por vez primera desde 1967, un hecho sin precedentes que incluso condenó Estados Unidos, que exigió la inmediata reapertura.

Ante la situación, Jordania y los palestinos pidieron la semana pasada a la ONU una reunión para examinar la situación en la Explanada, uno de las principales causas de la agitación y la tensión que viven los barrios árabes de Jerusalén este.

Ayer, la policía israelí tuvo que intervenir para impedir que grupos de judíos ultranacionalistas subieran de nuevo al lugar santo.
Jordania considera una línea roja Jerusalén -cuya parte este reclaman los palestinos como capital de su Estado y cuya anexión por parte de Israel no reconoce la comunidad internacional.