En el texto identifica al autor de los hechos como Abed al-Rahman al-Shaludi, residente en el barrio palestino de Silwán, en Jerusalén este, al que acusa de ser el responsable de la muerte de una bebé y una mujer, y dejar cinco heridos.

Los fallecidos fueron una joven ecuatoriana y una beba israelí de tres meses de edad, en un hecho que Israel calificó como "ataque terrorista".

Sin embargo, la familia de al-Shaludi asegura que se trató de un accidente y condenó a la policía por "ejecutar" a su hijo inmediatamente después del suceso en lugar de detenerlo e interrogarlo.

La madre agregó que el joven de 21 años había pasado 14 meses en una prisión israelí y desde entonces padecía problemas psiquiátricos por las torturas a las que fue sometido y que sólo unas horas antes había visitado a un médico para obtener ayuda.
Tras la demolición de su casa, la mujer brindó una entrevista en la que lamentó que las fuerzas israelíes quieran desplazar a los palestinos.

"La ocupación israelí quiere romper nuestra familia y nos quiere desplazar. Ellos piensan que mediante la demolición de las casas de los mártires van a disuadir a la gente de Jerusalén y Palestina, pero la violencia engendra violencia", sostuvo en declaraciones a la agencia palestina de noticias Maan.

"No sé qué hacer ni donde vamos a vivir en los próximos días", aseguró la mujer que debió mudarse con su familia a la casa del hermano de su marido.

Desde un departamento ubicado al lado de su casa demolida, lamentó no poder darse "el lujo" de alquilar una casa en la ciudad, "sobre todo porque mi hijo y mi hija son estudiantes universitarios".

"La ocupación trató de vengarse de la familia del mártir y sus vecinos. Nos obligaron a permanecer a la intemperie desde la 1 a las 5 de la madrugada y nos encerraron en una carpa en el barrio de Al Bustan sin que se nos permita movernos", relató.

Agregó que los militares confiscaron sus documentos de identidad y teléfonos móviles y que "a los niños y los miembros mayores de la familia no se les permitió ir al baño".

La familia Al Shaludi vivía en un edificio de cinco pisos en el que varios departamentos fueron dañados por las explosiones durante la demolición, por lo que otros familiares también deberán mudarse.

Uno de los miembros de la familia, Tamir al-Shaludi, aseguró que durante la operación para derribar la casa las fuerzas israelíes robaron más de 80.000 shekels (20.800 dólares) de uno de los departamentos del quinto piso.

La demolición, que tuvo lugar durante la madrugada, es una de las al menos seis órdenes emitidas por el gobierno israelí para destruir las casas de las familias de palestinos que cometieron atentados contra israelíes.

El domingo, el grupo de derechos humanos israelí B'Tselem, dijo que la demolición punitiva de viviendas es "fundamentalmente un error" que contraviene "las normas morales básicas de castigar a las personas por los delitos de los demás".

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, había anunciado que su gobierno llevaría a cabo medidas punitivas, entre ellas, la destrucción de los domicilios familiares de los autores de atentados, para impedir que se produzcan nuevos ataques contra blancos israelíes.

El anuncio ocurrió después del atentado de ayer en una sinagoga de Jerusalén oeste, en el que fallecieron siete personas: cuatro rabinos, un agente que acudió al lugar de los hechos y los dos atacantes, que murieron en un tiroteo con la policía, en el peor ataque registrado en la ciudad desde 2008.