El gobierno socialista francés presentó su “plan estratégico” para el sector automotriz, con el que busca evitar el cierre de fábricas y limitar el impacto de los despidos anunciados por PSA Peugeot Citroën.
 
El plan hace hincapié en ayudas al desarrollo de los autos eléctricos e híbridos y ofrece ayudas públicas para pagar las deudas a las empresas y contratistas.

Horas antes, el grupo PSA Peugeot Citroën dio a conocer sus perdidas semestrales y un nuevo plan de ajuste, que se suma al anunciado el 12 de julio de suprimir 8.000 puestos y cierre de una de sus seis fabricas francesas, mientras que 2.000 obreros de la empresa se manifestaron frente a la sede donde la compañía brindó el anuncio.

“Este plan se inscribe en una determinación de enderezar el sector automotriz. Hay que enfrentar a urgencias como es un plan de licencias y el gobierno opta por la ofensiva”, manifestó el premier Jean-Marc Ayrault en alusión a una situación que cambió la agenda del flamante gobierno a pocos días de las vacaciones de verano.

Los fabricantes de autos eléctricos e híbridos recibirán importantes ayudas y el 25% de los vehículos que comprará el Estado serán de los denominados ecológicos.

Las empresas recibirán 350 millones de euros en créditos para inversiones y de ellos, 150 millones serán destinados para las pequeñas empresas de contratistas. Según Montebourg, el plan será costeado, “en gran parte", por el aumento del impuesto a los grandes autos y camiones por ser los más contaminantes.

No obstante, el plan gubernamental fue recibido con escepticismo por la oposición, que insiste sobre el tema de la competitividad de las empresas francesas y la baja del costo de las cotizaciones laborales para las empresas.