La historia negra de la Iglesia católica irlandesa volvió a los titulares el miércoles al descubrirse que una fosa común junto a un desaparecido convento católico de Tuam que albergó a madres solteras contiene los restos de al menos 796 niños.

"Alguien me había mencionado la existencia de un cementerio para recién nacidos, pero lo que he descubierto es mucho más que eso", declaró la historiadora Catherine Corless, quien efectuó el descubrimiento.

Al investigar los archivos de un antiguo convento de Tuam (oeste de Irlanda), hoy convertido en urbanización, contrastándolos con los del cementerio local, la historiadora determinó que una fosa séptica al lado del centro religioso contiene los restos de esos 796 niños, cuyas edades iban desde los pocos días hasta los 8 años.

Los registros del convento dicen que los niños murieron de hambre o de enfermedades infecciosas, como el sarampión o la
tuberculosis. 

Estos recién nacidos fueron probablemente enterrados secretamente por monjas del Convento Santa María, gestionado por
monjas del Buen Socorro.

Un familiar de un niño que estuvo en esa institución interpuso una querella para esclarecer lo que ocurrió.

"Muchas de las revelaciones son profundamente perturbadoras y un recuerdo impactante de un pasado oscuro en Irlanda donde
nuestros niños no eran amados como deberían", dijo en un comunicado el responsable de Infancia y Juventud del gobierno
irlandés, Charlie Flanagan.

La fosa común fue descubierta en 1975 por los vecinos, que hasta ahora creían que los huesos eran de víctimas de la Gran
hambruna irlandesa del siglo XIX, en la que murieron cientos de miles de personas.
  
El convento fue derribado hace años para construir casas, pero la zona donde estaban las osamentas fue cuidada por los vecinos. 

St Mary era uno de los muchos hogares para madres e hijos que existían en Irlanda en el siglo XX.

Miles de mujeres solteras embarazadas, tildadas entonces de "perdidas", fueron enviadas a dar a luz a estos hogares.

Las mujeres vivían en el ostracismo de la sociedad irlandesa, y a menudo las obligaban a dar a sus hijos en adopción.

Los problemas de enfermedades y malnutrición en esos centros están documentados desde hace tiempo. Un informe oficial de 1944 sobre una visita al convento Santa María de Tuam describía a los niños como "débiles, de vientre abultado y esqueléticos".

La doctrina conservadora católica de la época negaba a estos niños el bautizo y, en consecuencia, el entierro en campos santos. 

Tras conocerse el origen de los cuerpos, se formó un comité para recaudar dinero y levantar un monumento con los nombres y
edades de los 796 muchachos.

El arzobispo de Tuam, Michael Neary, dijo que se reunirá con las superioras de la orden del Bien Socorro para ayudar con la tarea. 

Por su parte, el arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, se mostró partidario de investigar los hogares irlandeses para madres
solteras. 

"Si no se abre una investigación oficial sobre las inquietudes sin resolver sobre los centros para madres e hijos, sería
importante acometer un proyecto de historia social para tener una idea exacta del papel de los centros en la historia de nuestro
país", afirmó Martin.

Un secretario de Estado de Educación, Ciaran Cannon, pidió que se abra una investigación. El consejo de ministros abordará el tema.

Este descubrimiento recuerda otro escándalo, que implica igualmente a madres solteras en Irlanda.

Entre 1922 y 1996, más de 10.000 muchachas trabajaron prácticamente como esclavas en lavanderías explotadas comercialmente por religiosas católicas en conventos en Irlanda.

Las internas, conocidas como las "Magdalene Sisters", eran jóvenes embarazadas fuera del matrimonio o que habían tenido un
comportamiento considerado inmoral.

En 2002, un filme francobritánico basado en ese caso y titulado "The Magdalene sisters" fue premiado en el Festival de Venecia con el León de oro, el máximo galardón.