Más de 23.000 refugiados llegaron por barco a Grecia la semana pasada, lo que supone un aumento de casi el 50 por ciento, informó por Continental Álvaro Zamarreno, enviado de Cadena Ser a la isla turística de Cos, cerca de Bodrum (Turquía). En el mismo lapso, llegaron 9.400 refugiados a la frontera entre Hungría y Serbia, según los actuales datos de Frontex. En La Mirada Despierta, Zamarreno consignó que en la isla de Lesbos aguardan más de 15.000 personas a poder continuar el viaje hacia el oeste y el norte de Europa, y cada día llegan cientos más.

Debido a la grave crisis económica, las autoridades locales de Lesbos no tienen dinero para ayudar a los refugiados, que tienen que dormir a la intemperie y para los que apenas hay cuartos de baño. Miles de personas aguardan en Lesbos y también en las islas de Samos, Cos, Leros y Agathonisi, entre otras, a poder seguir viaje a través de la ruta de los Balcanes. El camino pasa de Grecia a Macedonia, de ahí a Hungría y a Austria. Muchos de los refugiados procedentes de Siria quieren llegar a Alemania.

En la frontera entre Grecia y Macedonia volvieron a producirse peleas entre migrantes y refugiados que esperan poder continuar el trayecto. La policía del lado macedonio sólo deja pasar a 50 migrantes cada media hora, por lo que en la parte griega se forman largas filas, y los alcaldes locales se quejan de que, en medio del colapso que vive la propia Grecia, sin gobierno parlamentario y rumbo a las enésimas elecciones en pocos meses, "nadie" los ayuda. 

Cada vez son más las mujeres y niños que intentan llegar al norte y oeste de la Unión Europea (UE) a través de los Balcanes. De los 3.000 refugiados que pasan a diario de Grecia a Macedonia, cerca de un tercio son mujeres y niños, tres veces más que hace tres meses. Además, el 12 por ciento de las mujeres que huyen a través de Macedonia están embarazadas. Los datos los aportó el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), basándose en cifras de Macedonia. Según Unicef, la mayor parte de los refugiados que llegan al país balcánico proceden de Siria, y algunos también de Afganistán e Irak. Están en camino desde hace meses bajo condiciones difíciles; muchos sufren deshidratación y diarrea.