El Hospital Johns Hopkins aceptó compensar con 190 millones de dólares a unas 8.000 pacientes de un ginecólogo que las fotografió y grabó en video secretamente con una cámara en forma de bolígrafo que llevaba colgada al cuello.

El doctor Nikita Levy fue despedido en febrero del 2013 luego que una empleada alertó a las autoridades del hospital sobre sus sospechas y él se vio obligado a entregar la cámara. Se suicidó 10 días más tarde. Los investigadores descubrieron aproximadamente 1.200 videos y 140 fotografías guardadas en varios servidores en su casa.

"Todas estas mujeres fueron brutalizadas por esto", dijo el principal abogado de las mujeres, Jonathan Schochor.